Los incidentes que se vivieron durante la marcha conmemorativa del 2 de octubre en Oaxaca, se saldaron con cuatro detenidos, entre los cuales están los activistas Rocío Celeste y Fidel Desiderio, quien se encuentran internados en los penales de Tanivet y Etla respectivamente, acusados de daños a la propiedad.

“Es una mentira que hicieran 52 detenciones ese día  y liberaran a 45”, explica Artemio Desiderio, hermano de Fidel, quien poco después de su detención se dirigió a las instalaciones de la Secretaria de Seguridad Pública para visitar a su familiar. Allí no vio ni mucho menos todas esas personas detenidas que un boletín de la SSP informaba, las cuales, sospecha que fueron infiltradas y que provocaron los disturbios para luego dejarlos libres y detener a Rocío y a Fidel.

Ellos dos, fueron detenidos juntos en un semáforo, cuando se dirigían a una reunión a las oficinas de la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, cuyas instalaciones están cerca de donde pasaba la marcha.

“Iban a mantener una reunión con el presidente municipal de Santa María Alotepec Mixe, de donde somos originarios”, dice Artemio, quien añade que dicha reunión fue convocada referente a unos cargos del cabildo que se debían elegir por elecciones internas.

Antes de que pudieran llegar a su cita, Rocío y Fidel fueron interceptados y detenidos por agentes de la Policía Estatal, quienes sin explicación alguna los subieron a la patrulla 1704 manteniéndolos privados de su libertad durante 7 horas en instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

Posteriormente, fueron puestos a disposición de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, sin que hayan mayores pruebas que un parte informativo de elementos de la Policía Estatal que da cuenta únicamente de la hora de detención y de las pertenencias que llevaban a la hora de su detención.

Los otros dos detenidos y acusados también por daños, son un herrero que hacía labores en la Iglesia San Francisco y un estudiante de 19 años, del Colegio de Bachilleres del Estado de Oaxaca.

Ambos se encuentran internados, junto con Fidel Desiderio, en el penal de Villa de Etla. Artemio explica, que como tortura psicológica, una vez que estaban dentro de la cárcel, les hicieron gritar su número de preso para que pudieran ser oídos desde afuera, donde les esperaban sus familiares. Estos denuncian que nunca se les informó del traslado a la cárcel por parte de la Fiscalía, ya que esperaban hasta la una de la mañana para conocer su situación legal, tal y como la marca la ley.

En el caso de Rocío Celeste, la única mujer encausada por los hechos, los familiares fueron desalojados de la entrada del centro penitenciario de Tanivet, donde querían corroborar su traslado.

Por  su parte, los familiares de Rocío y Fidel, como su defensa, alegan que no hay fundamentos para acusarles como perpetradores de los incidentes  que se vivieron en Oaxaca ese día, donde hubo destrozos a sucursales bancarias y establecimientos comerciales. “Los que realizaron los altercados son muchachos que van de negro y se puede confirmar las vestimentas que llevaban tanto Rocío como Fidel. No hay una sola prueba documental, fotografía o video, donde aparezcan ellos”.

El entorno de la pareja de activistas asegura que son los “chivos expiatorios” del gobierno estatal, en una estrategia del estado para criminalizar su trabajo y trayectoria.

El director del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (IISUABJO), el profesor Eduardo Bautista, hizo un pronunciamiento donde ratifica la buena conducta de Rocío y Fidel como estudiantes de la institución.

Ambos han jugado un papel importante en el movimiento estudiantil oaxaqueño y han llevado a cabo acciones de solidaridad con víctimas de violaciones a derechos humanos y personas presas por motivos políticos.

Rocío Celeste se ha destacado junto con su compañero por su labor de defensa comunitaria en la región indígena Mixe. Forma parte del movimiento feminista comunitario y colabora también con el Colectivo Mujer Nueva, organización que promueve los derechos de las mujeres y su participación comunitaria.