Durante la tarde del viernes 2 de abril, la brigada comunitaria del Comité Salvabosques combatió y controló 4 incendios forestales provocados en el bosque Nixticuil, que se extiende a lo largo de 2 mil hectáreas en el municipio de Zapopan, en Jalisco. Es de los bosques más importantes de la zona, junto al bosque La Primavera, que tiene 30 mil hectáreas y juntos son los captadores de agua más importantes de los que se sirve toda la zona metropolitana de Guadalajara. El Nixticuil es, además y por si aquello fuera poco, casa para un montón de animales y especies diversas, muchas de las cuales están en la categoría de protección y amenaza.

Desde el Comité Salvabosques relataron a Desinformémonos que los 4 incendios se prendieron en el correr de 3 horas: “controlábamos uno y en seguidita, en zonas pegadas, se prendía otro”
La “temporada de incendios provocados” comenzó el 25 de diciembre y desde entonces el Nixticuil ha sido incendiado 26 veces en 3 meses, arrasando hasta el momento unas 300 hectáreas de bosque.

“Nos dimos cuenta que cada año, en esta temporada, empiezan los incendios provocados para promover cambios del uso del suelo. Hemos estado monmitoreando lo que ocurre con el bosque durante los últimos 10 años y en menos de un año de lo que ocurre un incendio en algún sector del bosque, aparece la urbanización, comienzan a traer máquinas para mover el suelo y pavimentar”, explicaron los Salvabosques.
El mecanismo “mañoso” es el siguiente: la ley general de desarrollo forestal, en su artículo 117 establece que un predio forestal que se incendia, deliberada o accidentalmente, tiene que ser dejado en veda durante 20 años para que pueda recuperarse. ¿Cómo se promueve un cambio de uso de suelo y posterior urbanización si hay una ley que lo prohibe? No se registran los incendios que ocurren.

“Los fraccionadores queman y luego argumentan que en el predio no había árboles, que ahí no había bosque. Van degradando el terreno y cuentan con la complicidad de las autoridades ambientales de los 3 niveles de gobierno.”

Cuentan los integrantes del Comité Salvabosque que han presentado denuncias ante la Procuraduría General de Protección al Ambiente (PROFEPA), con fotos y pruebas de lo ocurrido, pero la autoridad competente para investigar los hechos, simplemente, no investiga.
“Nos ha ocurrido que vienen un año después de las denuncias que hicimos. Entonces el terreno ya está cambiado, por las lluvias, por el propio paso del tiempo. En sus inspecciones, el terreno aparece como que nunca se hubiese quemado, entonces la veda de 20 años no se aplica.”
No pueden probar que hubo una quema. No aparecen registros de los incendios, no se revela la epidemia en las cifras oficiales.

En el caso del incendio de este viernes 2 de abril, el Comité y su brigada forestal marcaron insistentemente a los teléfonos de emergencia provistos para estas ocasiones, así como a las frecuencias de radio de las Brigadas Forestales que deben ateneder el bosque y fueron sistemáticamente ignorados.
“Apuntamos a la responsabilidad directa de 3 funcionarios públicos: Pablo Lemus, alcalde de Zapopan; Alfredo Martín Ochoa, director general de Ecología de ese municipio y Omar Castañeda Delgadillo, jefe de Recursos Naturales que pertenece a la dirección Ecología. Creemos que esa indiferencia a nuestras alertas y pedidos de ayuda para controlar el fuego fueron una represalia por las denuncias que hicimos la semana anterior en ocasión de otro incendio. Entonces señalamos que el equipo aéreo prometido para controlar los incendios nunca llegó y que tampoco se atendió a las brigadistas forestales que estuvieron trabajando, ya que ni siquiera les mandaron alimento.”

Hay apenas 50 brigadistas forestales para atender esos dos grandes pulmones (Nixticuil con 2 mil hectáreas y La Primavera con 30 mil) como mínimo, ya que además hay otros terrenos forestales en las barrancas que rodean a Guadalajara. No dan a basto ni aunque quieran.

“En los 26 incendios de estos 3 meses las brigadas forestales de Zapopan actuaron en algunos casos, pero no en todos. El municipio tiene muy pocos bomberos forestales, que son distintos a los que trabajan en las casas, a los de protección civil. Además de que trabajan en condiciones precarias, lo que también es un peligro para ellos, ya que están en contextos de peligro. Han trabajado duro durante este temporal de incendios, pero es obligación del municipio atender esas situaciones y equipar bien a sus brigadas.”

A falta de respuesta oficial, el Comité Salvabosques armó y autogestiona su propia brigada forestal, con todas las dificultades que eso tiene: el equipo requerido es muy costoso y suele ser importado, por lo que con el dólar alto, las inversiones necesarias para hacer frente al fuego, se disparan.

“Se precisan desde mochilas que funcionan como aspersores de agua, que en este momento cuestan entre 5 y 6 mil pesos cada una, además de los rastrillos, mangueras, azadones y el equipo de protección para la gente, camisolas y ropa que no se quema”

El Comité ha venido haciendo frente a esos gastos organizando actividades y apelando a la solidaridad de la gente de la zona, que comprende el daño que se hace con la destrucción del Nixticuil. ¿Qué podría hacer que se solidarice con esta lucha de preservación y cuidado del Bosque?
“Siempre decimos que difundiendo la gente ayuda mucho. Con el incendio ocurrido la semana anterior, que estuvo prendido durante 3 días de corrido, quemándose, fue a través de la presión de la gente que se logró que el municipio enviara finalmente el apoyo necesario para controlarlo, pero una vez que centenas de hectáreas se hubieran quemado”

Foto: Comité Salvabosques