Periodismo de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez

Migrante sin justicia

Reina tiene 45 años, pero las marcas de la vida la hacen parecer de 60. Huérfana desde niña, trabajaba casi como esclava en su natal Belice, hasta que un día, a los 15 años, escapó, cruzó la frontera y viajó a México, donde desde hace tres décadas trabaja como sirvienta pasando penurias por vivir sin papeles, discriminada, atropellada por los patrones y golpeada sistemáticamente por su pareja.

Un día, hace ocho meses, Reina se cansó de los golpes de su marido y en medio de una paliza tomó un cuchillo y se defendió hiriendo a su atacante. Llamó de inmediato a la ambulancia, no huyó, pero el servicio médico tardó más de media hora y el agresor murió. Hoy Reina está condenada a 25 años de cárcel.

El juez segundo penal, Daniel Farah Godoy, la encontró culpable de homicidio culposo y le dio un cuarto de siglo de condena, sin contemplar las irregularidades de su proceso jurídico. Reina Gómez Solórzano escuchó la sentencia y de inmediato pensó en su hijo menor. Ya tiene 26 años, había logrado estudiar una carrera y estaba a punto de terminarla cuando fue atacado en el lugar donde trabajaba como guardia de seguridad. El golpe que recibió lo dejó ciego y dependiente de Reina.

En la cárcel de Chetumal Reina ve pasar los días. Ahí recibe apoyo y asesoría de la Red de Feministas Peninsulares de Yucatán, Campeche y Quintana Roo. La defensora Argentina Casanova cuenta a la reportera Eliana Gilet que Reina “fue detenida por policías ministeriales en su casa, cuando fueron a retirar el cadáver del agresor. La subieron a un carro gris y se la llevaron. La mantuvieron aislada, la incomunicaron y agredieron físicamente para que confesara. También incumplieron con el tiempo para presentarla en el centro penitenciario, además de llevarla de un lugar a otro, cambiarla de autos, hasta que finalmente la derivaron al Centro de Reinserción Social de Chetumal.

El juez Farah emitió su fallo y dijo que si ella vivía con violencia y en el momento de los hechos había sido agredida, se requería que presentara una lesión y que esto no ocurrió. Pero la investigación de la Comisión de Derechos Humanos de Quintana Roo sostiene que Reina fue objeto de detención arbitraria y de trato cruel y degradante.

Reina no sólo no es culpable. Es víctima. Se apelará la anulación del proceso a partir de la probada detención arbitraria, los tratos crueles y degradantes, así como el salto del juez de control por los policías, que decidieron convertirse en jueces. Bien dice Argentina Casanova: no sirve que se le achique la pena, lo único que cabe es que la condena se anule.

Gloria Muñoz

Ejerce el periodismo desde hace 28 años; su trabajo se centra en comunidades indígenas, movimientos sociales en el mundo, y en el acompañamiento de talleres de periodismo comunitario. Fundadora y directora de Desinformémonos, columnista de La Jornada y co-editora del suplemento Ojarasca.

4 Respuestas a “Dato mata consigna”

  1. Roberto U. Pimentel B.

    Es muy importante hacer estas clarificaciones ya que al no tener claros los saltos de calidad de la información que uno encuentra en la red, se puede caer en sobredimensionar un dato que requiere un tratamiento serio para poder ser algo más que un cartucho quemado sin un fin.

  2. Creo que si bien es importante que cada persona suba a las redes un video, también estoy convencida que la suma reiterada de publicaciones no hacen a la información, sino que el peligro radica en la naturalización que puede hacerse de aquellos hechos reiterados que se denuncian de esta manera, sin realizar un juicio crítico de aquello que se publica. Y en definitiva, todo culmina en la mirada sobre el hecho, que se denuncia o investiga, porque los hechos no existen, sino lo que existen son las miradas sobre los hechos. Un Abrazo DIGNA PERIODISTA, un gusto saber que Ud. existe!!!!!

  3. Sergio Beltrán Arruti

    Adelante querida Gloria, la valentía y la dignidad de ustedes como equipo de periodistas es una luz que da esperanza entre tanta y tan cruel inmundicia en la que nos tiene el Estado sometidos. Celebro su valentía y cada quien en su escala, a su ritmo y en sus territorios, nos seguimos y espejeamos para ir hilvanando el tejido social.
    Abrazos desde Oaxaca

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