Los colectivos en lucha y Bases de trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) llamaron a anular el voto para las próximas elecciones sindicales del 6 y 7 de diciembre, donde se elegirán a 240 delegados de la Sección 34 del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS). Más de 22 mil trabajadores de la salud y administrativos están llamados a votar en una delegación clave para el SNTSS, pues la zona suroeste del Distrito Federal es donde se recaudan más cuotas de afiliados de todo el país.

“En la Sección ahorita quisimos que se registrarán planillas de compañeras disidentes y no nos quisieron inscribir porque no vamos con la línea del charrismo. Lo habíamos preparado desde hacía 2 años, y de la noche a la mañana nos lo cambian”, explica una trabajadora del IMSS que prefiere mantener su anonimato tras un cubrebocas, pues las sanciones y rescindidos dentro del sindicato son constantes a quienes participan en acciones de protesta.

Ella, junto con 50 compañeras más, se dirigieron esta mañana a la sede de la Sección 34 en avenida Patriotismo a mostrar su inconformidad por unas elecciones donde aseguran que el 80 por ciento de los candidatos están cooptados e impuestos por los intereses de la dirección del SNTSS, liderada por el secretario general Manuel Barragán Vallejo. Los trabajadores, con batas blancas y máscaras quirúrgicas, gritaron consignas contra la actual dirección de la 34, quienes acusan de acallar y sancionar a los delegados disidentes y de expedientar a los que reivindican una sanidad pública de calidad.

“Si identifican a candidatos que no coinciden con ellos, les ponen mil trabas, los sancionan, no los dejan presentarse. Hay mil formas para ponerlos de su lado. Una es ofreciendo las migajas o los van amenazando, como ‘tu cambio no te va a llegar’. A quien no pueden comprar, nos sancionan”, declara Gustavo Hernández, enfermo del IMSS y ex secretario particular en la Sección 34.

Para las Bases del IMSS, estas «elecciones charras» son un engranaje más del mecanismo de desmantelamiento de la sanidad mexicana, que está en marcha a través de concesiones privadas y subrogaciones que precarizan día a día a los trabajadores y hospitales, y por ende a los derechohabientes. Una muestra de ello es el currículum de la actual secretaria de Salud, Mercedes Juan, quien justo antes era la directora de Funsalud, el lobby de las empresas del sector sanitario mexicano, principales beneficiarias de las concesiones en el seguro social.

No obstante, como dice un vocero de los colectivos disidentes mientras da un mitin delante de la sede de la 34, el IMSS padece una enfermedad y se llama corrupción.

El enfermero Hernández demandó el año pasado a quien era su jefe directo, el ex secretario general de la 34, Andrés Gachuz Gómez y a la ex tesorera, Silvia Contreras López, por un desvío de fondos de 22 millones de pesos emanados de las cuotas sindicales. Actualmente Gachuz es responsable de la secretaría foránea del Comité Ejecutivo del SNTSS, y la demanda sigue su curso.

El 2%

Hernández, quien también presidió la Comisión de Hacienda en la Sección, explica que Gachuz Gómez realizaba depósitos del fondo de las cuotas sindicales a cuentas de particulares, cuando lo estipulado es hacerlo a través de una cuenta a nombre de la sección y auditada por el propio secretario general y un tesorero. “Al principio solo ellos dos firman y compran lo que quieren y hacen a su antojo, hasta que llegan a la confianza de abrirles cuentas personales a particulares y transferir el dinero ahí”, dice el enfermero, cuya demanda se encuentra en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.

“La cuota sindical está conformada por el 2 por ciento de nuestro salario. El 1.5 es para gastos del sindicato como los salarios y aguinaldos para los estatuarios, además de comidas, gasolina, fiestas, congresos, materiales… El 0.5 restante es para caso de contingencias de una huelga, tenemos décadas de no haber una huelga”. Para Hernández, todo ello es un derroche que permite a las dirigencias sindicales embolsarse parte de las cuotas en gastos de dudosa procedencia, y así seguir alimentando el engranaje de cooptación de delegados.

“En la 34, de nuestros 2 por ciento, se pudieron adquirir dos terrenos considerables para construir villas en Tequesquitengo, Morelos para el beneficio de los trabajadores. Es de sus cuotas, nosotros somos los dueños. Varios se jubilaron y en realidad no tienen nada, ahora son de los activos”.

Hernández explica que muchos trabajadores piensan que las becas para sus hijos, por ejemplo, se las aporta por beneficencia del Sindicato cuando son contractuales. Al menos, solo en la 34, se llevan cuatro millones de pesos al mes en cuotas.