Al mediodía de ayer, familiares, amigos, vecinos, alumnos y compañeros de lucha despedimos a Federico.
Luego de una misa en el templo de San Francisco de la ciudad de Uruapan, en donde las guardias de honor se turnaban ante el altar, decenas de personas caminamos el último andar de nuestro compañero hacia el corazón de la tierra. Al llegar al panteón escuchamos los mensajes de los compañeros del Congreso Nacional Indígena (CNI) de la península de Yucatán, de Oaxaca y Michoacán, recordando los miles de pasos con que Federico acompañó la lucha por la autonomía indígena por todos los rincones de nuestro país: desde la Sonora rebelde de los yaquis hasta los municipios autónomos zapatistas en Chiapas. Sus familiares recordaron como aprendió de sus padres la aspiración a la libertad, la igualdad, la fraternidad, el amor al prójimo y cómo siempre hizo suyas las mejores causas por la justicia de los pueblos indígenas purépechas de la región.
Federico fue uno de los fundadores de la colonia “Rubén Jaramillo”, en la ciudad de Uruapan; incansable impulsor del arte y la cultura a través del espacio cultural “La Vecindad” y la Escuela de Artes “Manuel Pérez Coronado” (MAPECO). Su importante labor a lo largo de los años dentro del CNI, se destacó en la organización del 3er Congreso Nacional Indígena realizado en la comunidad de Nurío, en 2001, donde se contó con la presencia de la delegación de comandantes zapatistas en su paso rumbo a la Ciudad de México en la denominada “Marcha del Color de la Tierra”; de igual manera, con el CNI y la dirigencia zapatista, fue uno de los principales impulsores y organizadores de la llamada “Cátedra Tata Juan Chávez Alonso”, un espacio para compartir experiencias de construcción autonómica de los pueblos indígenas de México.
Al momento sembrarlo en la tierra, acompañado con poesía, ritmos de jazz y el Himno Zapatista, las flores que adornaron su tumba tenían los nombres coronados de la comunidad de Nurío, la preparatoria “Lázaro Cárdenas”, MAPECO, la Facultad de Derecho de la Universidad Michoacana, el recuerdo de los compañeros de Cherán, Comachuen, Jardines de la Mintzita, los nahuas, pobladores de Mezcala, Jalisco, los periodistas Gloria Muñoz, Ramón Vera y Hermann Bellinghausen, así como de los colectivos, Utopía, colectivo de jóvenes de Uruapan y Morelia que recibieron siempre su palabra amiga y su corazón abierto.
El próximo sábado Federico asistiría a la reunión del CNI en el estado de Oaxaca. El mejor homenaje a su memoria, como dijo uno de sus hermanos, es continuar su lucha en contra del despojo y la explotación capitalista y por la autonomía de los pueblos indígenas de México.
El corazón de Federico quedó bordado con los colores de la bandera purépecha y una estrella roja zapatista. El corazón de Federico no se paró, ahora lo sabemos, sigue andando en el corazón de los pueblos indígenas de México y en él, el de cada uno de nosotros, alumbrando con su ejemplo solidario los caminos de la lucha por la libertad, la democracia y la justicia para todos y todas. ¡Hermano nuestro, compañero, no moriste… vives por siempre en el México de abajo y a la izquierda!
Fotos: Agus Ruiz
Texto publicado en: Fb Michoacán En Defensa de Nuestra Soberanía Alimentaria
No dice que le pasó o de que fallecio el gran Señor Federico pero deja un legadi impresionante de humanidad que es lo que escasea en estos tiempos donde el ser humano se esta haciendo, apatico, inhumano, egoista y ambicioso, mi gente indigena es la que mas sufre y son los que luchan con valor por sus tierras, maldito gobierno que despoja
al mas nececitado y que tiene todo el derecho a sus buenes, nuestros idigenas son los nativos de Mexico, ellos son los Mexicanos 100% no esos malditos que llegan al pode solo para joderlos, D E P, gran Señor, mis rrespetos, saludos desde california y soy orgullosamente originaria de Oaxaca decendencia idigena a mucha honrra, un abrazo a sus familiares y amigos.
la marginación por la cultura occidental anda ala soberanía del malinchismo
Federico, te recuerdo como el gran amigo y vecino. descubriste como vivir con libertad. saludos por siempre