Ecatepec, Estado de México. En una localidad en que la obra pública brilla por su ausencia, todos reconocen cuál es el recorrido que el Papa hará por Ecatepec, -hasta el acto público que dará en Las Américas- porque las calles fueron recientemente pavimentadas.

Las necesidades son otras en ese terreno superpoblado de industrias y explotaciones del más variado tipo: la falta de alumbrado público en toda la zona por ejemplo.

Más profundo surcan el terreno otras heridas. En julio del año pasado se emitió una alerta de género en 11 municipios del Estado de México, Ecatepec fue uno de ellos. La violencia contra la mujer se extiende como una pandemia, que toma formas drásticas, como el feminicidio y otras inexplicables, como el secuestro y desaparición de jovencitas.

La cantidad de luchas por el territorio rebasa los dedos de ambas manos.

En la calle la visita del Pontífice genera resquemores, por no decir el rechazo abierto en el grueso de los consultados.

El estado ausente

En Ecatepec el estado está replegado, como ausente. Por eso cualquier movimiento u obra pública se nota en seguida. El primero fue la pavimentación del recorrido que hará el papamóvil: esa especie de caja de cristal en que transportan al señor de blanco, para que la gente lo vea pero no lo toque. Únicamente ese recorrido.

“Te das cuenta por donde va a pasar porque es en dónde está pavimentado. También hay más policía. Conforme pasan los días, ensayan. Son unos 50 o 60 policías que hacen el recorrido como si estuvieran reconociendo el camino” relataron un par de muchachos saliendo de un almacén. La jovencita que lo atiende tiene 16. ¿Sabes cuándo viene el Papa? “No”. ¿No te llama la atención? “No”.

El de afuera le completa el parlamento: “Yo soy creyente, todos necesitamos algo en qué creer, pero pienso en qué me va dar el papa a mi ¿Qué puede hacer en apenas un par de días?”

La visita recorrerá esta zona, el Valle de Ecatepec, una de las colonias que conforman el municipio, a pasitos de dónde será el acto público. “Lo van a llevar a Las Américas, a la colonia bonita”

Las Américas es una plaza, un centro comercial de edificios cuadrados al estilo búnker. Si no tuvieran los carteles luminosos y el estacionamiento alrededor – arriesga uno la vida para entrar caminando al distrito comercial cruzando avenidas sin luz en las que el tránsito es constante – cualquier mortal podría confundirlos con cárceles.

Virginia es una autóctona del Valle, ella y su familia fueron viendo como el lugar se transformaba con cada oleada de vecinos, que eran ubicados en los monoblocks que conforman el paisaje por excelencia de la zona.

“Nos los pintaron de rojo”, tercia un punk de cresta rosa. “Un día aparecieron con carteles de políticos repartiendo gorras y otras bobadas. La gente estaba emocionada porque les pintaron los edificios de las viviendas de rojo. Es lo mismo que hacen en otros municipios pobres, los señalan. Una de las mujeres que venía con los políticos se puso a discutir conmigo. Me dijo que era un malagradecido, que me habían dado educación, que la tenía gracias a ellos. Señora, le contesté, no me la dieron ellos, la educación es un derecho constitucional.”

Esa relación clientelar que planteaba el punk es una de las características más sobresalientes del estado: su sistema de “caudillaje” político. Es el terreno en dónde el actual presidente de la República, Enrique Peña Nieto, ensayó su “capacidad de mando”. Lo que resaltan algunos vecinos es que el mando es cosa de familia. Peña Nieto es sobrino de dos ex gobernadores del estado: de Alfredo del Mazo González por el lado paterno y de Arturo Montiel Rojas por el lado materno. Otro de sus tíos, Arturo Peña del Mazo fue presidente municipal de Atlacomulco.

“El PRI controla el gobierno desde el comienzo. El andamiaje caciquil no ha sido destruido. Los caciques regionales se nuclean en el grupo Atlacomulco, – localidad de la que provienen en su mayoría – quienes ejercen una doble función, en la esfera política y como empresarios. Por eso el estado de México es de los más autoritarios”

Virginia y el punk se conocen desde niños cuando ese pueblo era más lento y más rural, donde crecían las hortalizas y los elotes, «donde jugábamos como niños», añora ella. “Ya nada más los ves con sus chingaderas” y ríe ante la expresión, como para liberar el fastidio.

De esa época en que la segunda “Unidad” de las dos que forman el Valle de Ecatepec no existía,  de cómo el “éxodo de población” hacia allí comenzó en 1984 y explotó en 1985, lógicamente, tras el terremoto. Muchos de esos vecinos, explican, huyeron por el temor que les quedó tras la masacre y la idea de los suelos inseguros y rellenados del entonces Distrito Federal.

“¿El Papa? Ni me afecta ni me beneficia. ¿Qué le pediría? Que arreglen las carreteras, buena conexión al agua, pero sobretodo la luz, el alumbrado público. No hay. Todas las calles están a oscuras”, apunta Virginia.

El primer reclamo es por el alumbrado público. Por las banquinas. Por una correcta señalización de las calles internas, que hoy no tienen flechas, no tienen nombre, no tienen nada.

Ella tendrá veintipocos años, está trabajando y apenas asoma la cara fina por debajo de la capucha para contestar: “ya llenaron de policías cada semáforo. En algunos hay cerca de 50. Debe ser porque Ecatepec es uno de los lugares con más dinero de México.”

Mirando alrededor no parece.

“De dinero más mal repartido”, completa.

¿Qué no le van a mostrar al Papa entonces?

“Todo se le oculta: el maltrato, los niños de la calle. Chiconautla donde está el tiradero que es un lugar horrible, el reclusorio, que es un lugar olvidado, apenas hay un camino de tierra sin luz para entrar, casi no hay transporte para allá, a quien tiene un familiar preso se le hace muy difícil poder acceder.”

“Yo ni me voy a asomar a la calle, si hasta dicen que va a haber francotiradores. Si ya de por si quieren tirar la unidad – se ríe -. Aquí se nos están cayendo los edificios, no tenemos agua ni banquetas, mira, – señala alrededor – si ni hay flechas en las calles y eso que es zona escolar. Yo le diría que nos ayudara un poquito a nosotros y no se llevara el dinero de México.”

La pareja de veteranos está en el negocio en dónde él es soldador y agarra cualquier otra “chamba” porque la situación siempre aprieta. Hace 40 años que viven ahí. “Contesta tú que eres católica” dice el marido a su esposa, que se acerca.

“Como soy católica a mi si me gusta ir a verlo. Por la religión que nos inculcan los papás. Que según viene a perdonar a los pecadores de aquí, ¿cómo ves? ¿Y a él quien lo va a perdonar? La iglesia no lo inculca, pero viendo la realidad nomas nos vienen a chingar. Vamos a la iglesia y nos dicen tenemos que dar dinero porque viene el papa y tenemos que juntar porque se le va a dar de comer, quieren dinero porque va a haber gente.”

Las palabras de su esposa avispan al marido: “es exactamente un ser humano como nosotros. Verlo nomás por verlo… Ni me voy a arrimar para allá. Mucha gente viene con la mentalidad de que es un papa, de que viene de dios, pero yo no lo veo así. Es un ser humano. No tengo ganas de verlo porque para mí son personajes. En lugar de beneficiar perjudica, cierran calles.”

¿Es un problema para usted la venida del Papa? “La verdad que sí, mejor que no viniera. Ojalá y arreglaran estas calles principales, están arreglando las que no deben arreglar.”

El estado de las cosas

Tal vez si hubiese habido luz en las calles no se la hubieran llevado. No es el caso, porque a Evelin se la llevaron de día. ¿Nadie los vio en una ciudad que siempre hay gente? ¿A nadie extrañó ese hombre con esa niña? ¿La llevaría de la mano?

El dato es que él llevaba una bicicleta.

“Si alguien la ve por ahí y me dice dónde está mi niña. No hemos encontrado nada. Hay una persona sospechosa, pero no habla, no dice. Ya no sé dónde más buscar. Me la robaron el 29 de mayo de 2014. Ya va a ser 2 años. Ella tenía 9”

Esperanza, su mamá, habla con el hilo de voz que puede antes de que se le quiebre. Ella estaba en cama entonces Evelin bajó a comprar las tortillas para la comida, la menor de sus hermanos, la consentida. Ese día llevaba sus tenis rosa y saltaba en los escalones, capaz. ¿A qué juega un niño cuando está solo?

“Es medio blanquita y trae ojos grandes. Se le hacen dos oyitos. Trae su pelo largo debajo de las pompas. Sale en internet, Evelin Fabiola Alcántara Legorreta. No he encontrado respuesta. Lo he difundido por todos lados. No sé qué persona tan mala se pudo haber llevado a mi bebé”

Sí llegó a comprar las tortillas y salió con el paquetito en la mano. Un hombre la interceptó de camino a su casa.

“Le iba a dar de almorzar, ni siquiera había almorzado. Llevaba los tenis rotos, ni siquiera podían pensar de que tuviéramos dinero. Ella no le hizo mal a nadie. No sé por qué a ella.”

Según el informe oficial, los datos gruesos indican que hasta setiembre de 2015 se tenía registro de 1554 mujeres desaparecidas. “Son datos brutos de los últimos diez años, de los períodos de Peña Nieto y Eruviel Ávila, – actual presidente municipal de Ecatepec – la mayoría en su período. De las 4281 mujeres que desaparecieron, 95 fueron encontradas muertas y siguen desaparecidas esa cifra de 1554 mujeres”, explica María de Luz Estrada, coordinadora ejecutiva del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

“La única pista que le dieron sobre Evelin terminó siendo falsa”, relata Elizabeth Martínez, integrante de “Familias Unidas por una causa”, organización que trabaja en el Estado.

“Mi historia comienza con la desaparición de mi hija. A raíz de eso, del camino que tiene que recorrer uno como papá, de tocar las puertas de las instituciones. Tengo a mi niña ya, pero con mi marido nos dimos a la tarea de seguir apoyando a las familias que buscan.”

Elizabeth lamenta la falta de ayuda con la que se mueven en esa búsqueda. ¿Qué ha cambiado tras el alerta de género? ¿Qué significa la aplicación de la alerta ámber? Para que se aplique se deben tener los datos suficientes de la niña desaparecida, señas particulares y probar que se encuentre en “peligro inminente”.

“Cuando se trata de menores pedimos que se active la alerta ámber. Es muy difícil lograrla, es una labor muy fuerte con los papás. Es importante cómo declaran la desaparición frente a las instituciones, porque en eso se basan para activar la alerta. Si los padres declaran que creen que la niña se fue con el novio, la autoridad entiende que no hay “peligro inminente”, entonces no la aplica. Es macabro el mecanismo”

El principal cambio que se ha hecho, – en relación a las denuncias -, ante la pandemia de violencia ha sido que tras la alerta, ya no deben esperarse 24 horas para comenzar a buscar a una chica desaparecida. La búsqueda debe ser inmediata, porque las primeras horas son claves.

“Lo primero que intentamos es ser empáticos con los padres. Estamos batallando porque nos volteen a ver. Nadie sabe el camino que hay que seguir y desde las instituciones sólo emana inacción. No sabemos cómo hacer, cómo buscar. Pero hemos creado un método a fuerza de casos.”

Explica Elizabeth:

“Lo primero es buscar entre los amigos de la joven, o algún vecino. Recabar la última información que se tiene, el último que la haya visto. Hay que identificar líneas de investigación. La clave es no ir a tientas.”

Si la joven tenía un teléfono celular, relata, se puede conseguir la sábana de llamadas y mensajes que haya hecho o recibido. Checar la última comunicación de la que se tenga registro.

Como segunda línea, a la par, buscar en las redes sociales, investigar quienes son sus amigos. Empezar a ver qué es lo que no es normal en esas comunicaciones.

También está el entorno, el lugar en que fue vista por última vez, en la zona o el barrio, si iba sola, qué se recuerda de ella. Buscar algún testigo que aporte datos certeros.

La clave es no ir a tientas.

“Si sabemos que hay cámaras de vigilancia privadas o de seguridad pública, pedimos las imágenes. Para hacerlas llegar a la autoridad, pedimos que nos aparten esas imágenes porque después de 7 días el registro de lo grabado se borra”

La denuncia formal debe ser realizada en el municipio correspondiente, porque sino es rechazada y se pierde tiempo valioso. Las primeras 24 horas.

“Desafortunadamente se han dado muchas desapariciones de jovencitas en Ecatepec, por muchos factores. Lo que sí estamos viendo es que las redes sociales son un gran factor en la desaparición de las niñas. La delincuencia organizada las usa para llegar más fácilmente a ellas. Creo que mucha gente no se detiene a apoyar a quienes buscamos o a intervenir cuando ven algo raro, por miedo a lo que les pueda pasar. Pero es necesario concientizarlos del problema”, resume Elizabeth.

“No aguanto más sin ella. Me estoy enfermando, siento que no quisiera seguir. No quisiera ni levantarme. Siento que en algún lugar del mundo está. Siento que vive y que algún día va a regresar. Sueño que me la traen de regreso. Pero mis hijos me dicen que tengo que echarle ganas. Pienso en ella, en dónde está. Quisiera que estuviera a mi lado, pienso que dios me la va a prestar otro tiempo más”

¿Cómo se consuela a la madre de una niña arrebatada? No se puede. No hay consuelo.

Los derechos del estado

A Antonio Lara le faltarían un par de manos extra para poder enumerar las luchas que hay en el territorio. Sin embargo, el Zeferino Ladrillero es el primer centro de derechos humanos que trabaja en el Estado de México desde el 29 de Junio de 2012.

El panorama:

“Si hablas de migración, el estado tiene problemas de ataque y vejación a los migrantes. Si hablas de feminicidio y violencia contra la mujer, tiene los más grandes índices. Si hablas de agresiones a pueblos y comunidades indígenas, también tiene un buen número, sobre todo al pueblo Otomí, que está muy agredido en sus territorios del poniente y norte del estado. En cuanto a las luchas por territorio de campesinos, tiene nada menos que a San Salvador Atenco. Hay represión a movilizaciones. Hay problemas de tortura y malos tratos a personas que han sido detenidas por la policía y no se diga detenciones arbitrarias, para las que el Estado de México tiene de los más altos índices.”

Desde el Zeferino organizan a los megaproyectos empresariales en 4 rubros generales: carreteros, inmobiliarios, industriales y comerciales. “Son integrales, van juntos, sobre todo concentrados en torno a las famosas Ciudades Bicentenario, que están despojando de tierra y territorio a los pueblos, sobre todo indígenas y campesinos. A su vez están generando uno de los principales conflictos del estado de México del que apenas hemos visto la punta del iceberg: es la lucha por el agua.”

Las Ciudades Bicentenario son seis y fue una especie de programa de ordenamiento territorial creado e impulsado por el gobierno del Estado de México, a través de su secretaría de Desarrollo Urbano. Fueron proyectadas para los municipios Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Jilotepec, en el norte del estado y en el Oriente, Huehuetoca, Tecámac y Zumpango.

Vamos a la lista de las luchas, pues:

San Francisco Xochicuautla no merece presentación, probablemente. El pueblo originario Otomí que fue de los primeros en levantarse, hace ya varios años, contra el proyecto de Autopista Toluca – Naucalpan, que parte la comunidad y a su bosque, al medio. El Grupo Higa es quien está detrás de las filiales que construyen, resguardadas por helicópteros y policías antimotines.

Junto a Xochicuautla está Huitzitzilápan, también en lucha contra la Autopista. El 18 de enero cambiaron las autoridades de bienes comunales del municipio. Los representantes electos se oponen al proyecto carretero. También son Otomís.

San Pedro Tlanixco está en lucha por el agua desde el año 2003. Las grandes empresas floricultoras de la zona pretenden entubar el río Tlanixco, para que les llegue agua de mejor calidad a sus sembradíos floridos. Eso deja sin agua a la comunidad. Tienen 6 personas presas desde el 2003, que son reivindicados por el Congreso Nacional Indígena.

San Francisco Magú, en el Municipio Nicolás Romero, está de pie en defensa de su bosque tradicional ante el avance de las empresas inmobiliarias. Las autoridades se niegan a reconocer el origen indígena de este pueblo. Algo absurdo, sostiene Lara, ya que eso depende de la autoadscripición, entonces nadie podría negarles ese derecho.

Coyotepec y Tecámac son los guardianes del agua.

El Estado de México tiene 125 municipios, de esos, 80 tienen sistemas autónomos de agua, donde la propia ciudadanía administra el agua. “Eso impide que el estado y las empresas tengan el control del líquido. Hay una iniciativa de ley para el estado de México presentada por el PRI y Nueva Alianza que busca hacer desaparecer los sistemas autónomos, promoviendo que los ayuntamientos o municipios tomen el control del agua para poder concesionarla a particulares, concretamente a empresas.”

“Hay una política a nivel nacional de privatización del agua, pero la fuerza social la mantiene sin el ayuntamiento por una simple y sencilla razón: los ayuntamientos no pusieron un peso para poner los sistemas hidráulicos.”

Reaparece el fantasma del abandono del principio, la escasez de obra pública.

Toda la red hidráulica la puso el propio pueblo en las décadas del 30 y 40: abrieron zanjas, metieron tubos y así tienen su agua. “Lo lógico es que si nosotros la pusimos, nosotros la administramos”. Los pueblos se reservaron esa gestión de manera autónoma y aparte de los cargos electorales. “Tienen su propio sistema de elección, aparte de cómo se elige al presidente municipal, que es esencialmente asambleísta.”

Siguiendo con las luchas, Apaxco está en defensa de un medio ambiente sano. Es una de las regiones más contaminadas del país, sobre todo el aire, lo que causa graves afectaciones a la salud de los habitantes.

En Temaxcalapa tienen que lidiar con un tiradero de residuos nucleares.

Está Atenco y Nexquipáyac, “dos pueblos distintos con la misma lucha en contra del nuevo aeropuerto para la ciudad de México”.

Está Xicotencatl, en defensa del Nevado de Toluca. Están los vecinos Unidos de la Zona Poniente, opositores al tren interurbano México – Toluca. Y los Comités de usuarios de energía eléctrica de Nazahuálcoyotl.

Por supuesto que también están los maestros reunidos en el Magisterio Mexiquense organización fuerte en Ecatepec, Nezahualcoyótl, Xiconautla y Chicoloapan, resistiendo la reforma educativa – laboral y la Normal Rural de Tenería, que hace lo propio contra al Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas que forman maestros. Ambas son impulsadas por la Secretaría de Educación de la República.

¿Hay una relación entre la violencia hacia las personas, como el aumento de los casos de feminicidio y la violencia territorial de los proyectos industriales?, se le pregunta a Antonio Lara, buscando una explicación a lo que sucede, recordando las palabras del maestro Rodolfo Walsh, que insistía en que retratar el horror sin explicar sus causas es extender el miedo.

“El problema está en el modelo económico neoliberal. El Estado, que lo ha adoptado, se ve en la necesidad de territorio y recursos. Si no los puede obtener por la buena, lo intenta por la mala. Y en eso, el crimen organizado le es funcional. Muchos creemos que el crimen organizado no podría existir sin un Estado que haya adoptado este modelo económico. La noción de Estado fallido es ingenua, para los que la creen, pero vale fijarse cómo, de fondo, subyace que si México es un Estado fallido, Estados Unidos puede ser el garante. Quien lo introdujo lo hizo alevosamente, geopolíticamente. La violencia que hoy vivimos es un reflejo del modelo que el Estado se ha dado para funcionar.”