Irrumpe la Marcha de las Putas en la Ciudad de México

Paulina Santibáñez

México, D.F. “Quiero poder caminar sin miedo por las calles de esta ciudad, esté vestida como esté vestida”, dice María Isabel, de 19 años, mientras sostiene un cartel con la frase “Este cuerpo es mío”. María Isabel es una de las miles de mujeres que se manifiestan en la emblemática Marcha de las Putas, que se llevó a cabo en diferentes ciudades del mundo.

12 de junio de 2011. Es la una y media de la tarde y la Glorieta de la Palma, situada sobre Avenida Reforma, se llena poco a poco de mujeres y hombres de todas las edades. Algunas de ellas visten con medias, tacones y minifaldas, unas incluso llevan puestos babydolls, pero la mayoría va vestida con ropa de calle. Las pancartas comienzan a aparecer; muchas y muchos sostienen cartulinas donde han escrito consignas como “No más violencia hacia las mujeres” y “No es No”, el lema de esta marcha que tiene como fin hacer escuchar la voz de las mujeres en una sociedad preponderantemente machista.

El grupo, conformado por unas cien personas, comienza a avanzar por la calle. En el camino se unen cientos de personas más –mujeres jóvenes, de mayor edad, madres con sus hijas y también muchos varones– que exigen en voz alta respeto a las mujeres. “Exijo que dejen de verme como un objeto, de hostigarme en los lugares públicos, en el metro”,

En distintos momentos la marcha toma aires de fiesta: un colectivo travesti y transgénero canta a todo pulmón “Tiempo de Híbridos”, de Rockdrigo González, mientras un grupo de mujeres se divierte improvisando rimas de protesta y organizando “la ola”. Otro grupo conformado por hombres y mujeres, que se da a conocer con el nombre de “Los Poliamorosos”, sostiene mantas y se une a los cantos. Entre ellos está Mariana, de 26 años. “Creo que este movimiento critica la relación hombre-mujer en la cotidianeidad, así como la relación que sostenemos con nosotras mismas. En ese sentido, tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, a atrevernos a decir no a lo que no queremos, como a los códigos de vestimenta, de conducta, así como a decidir de qué forma queremos relacionarnos con los demás”, y añade, “esta protesta es parte de una más grande, que es contra un sistema que genera todas las desigualdades; por eso vemos tantas manifestaciones hoy día en lugares tan distintos, y por motivos tan diversos aunque relacionados entre sí. Hay que difundir nuestra inconformidad, criticar esta realidad y construir otra. Por eso estoy aquí”, finaliza Mariana.

Una consigna que trasciende fronteras

La primera “Marcha de las Putas” tuvo lugar el 3 de abril de este año en Canadá, cuando cientos de mujeres caminaron por las calles de Toronto para protestar contra los comentarios ofensivos de Michael Sanguinetti, representante de la policía de esa ciudad. En una plática de seguridad que dio en una universidad canadiense, el policía recomendó a las mujeres “no vestirse como putas” si querían evitar ser atacadas sexualmente.

El llamamiento a luchar contra la misoginia se extendió a varios estados de Canadá, y posteriormente a Estados Unidos y países de Latinoamérica, entre ellos México. En este país, gracias a una convocatoria realizada por medio de las redes sociales, miles de mujeres y hombres marcharon en el Distrito Federal, en Puebla, Oaxaca, Guadalajara y Cancún.

Y, ¿qué sigue?

Esta protesta forma parte de un movimiento mucho mayor en favor de una sociedad libre de prejuicios. Al respecto, un usuario de Facebook escribe en el muro de la marcha: “La tarea es laboriosa y a largo plazo, pero si no actúo desde hoy, ¿con qué argumentos pediré mañana que cambien las cosas? El verdadero reto es la constancia”.

Publicado el 01 de Julio de 2011

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