Una mujer que exigía justicia por el feminicidio de su hija fue asesinada hace cinco años frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua. Su nombre es Marisela Escobedo; el de su hija, Rubí Marisol Frayre Escobedo.

Ambas forman parte del imparable registro de mujeres víctimas de feminicidio en la entidad fronteriza. De 1993 a la fecha, suman al menos 2 mil 361 de estos crímenes; el 59 por ciento datan de los últimos 6 años.

Era 16 de diciembre de 2010. Marisela Escobedo se encontraba en plantón frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua. Denunciaba la impunidad en el asesinato de su hija de 16 años de edad a manos de Sergio Barraza, su compañero sentimental. Alrededor de las 20 horas un hombre le apuntó con un arma. Ella intentó resguardarse en el edificio de gobierno pero los guardias no le abrieron las puertas; la verdadera cara de las instituciones mexicanas. Ese fue el fin. Una bala la alcanzó. Le arrebató la vida.

A 60 meses del indignante asesinato de esta mujer, centenas de personalidades y organizaciones no gubernamentales unieron sus firmas para “conmemorar la vida de una mujer valiente, comprometida y con un inmensurable amor hacia su hija y su familia”. En un comunicado conjunto, denuncian “la responsabilidad de las autoridades en prevenir y sancionar su cobarde asesinato”.

Recuerda que Marisela, al igual que otras miles de madres mexicanas, emprendió un interminable viacrucis en aras de esclarecer y lograr la sanción para el responsable del feminicidio de su niña. La hizo de investigadora y de abogada; marchó hacia la Ciudad de México para intentar entrevistarse con el entonces presidente Felipe Calderón. A costa de su propia integridad, aportó información importante a las indagatorias judiciales, misma que sorpresivamente fue suprimida del expediente penal.

“A cinco años de su asesinato es imposible borrar los gritos de auxilio cuando corría por su vida. También es imposible borrar los llantos desesperados cuando en abril de 2010 el tribunal de juicio oral exoneraba a Sergio Barraza. Igualmente, es inolvidable recordar que su muerte vino seguida del secuestro y posterior asesinato de su cuñado, la quema del negocio de éste, y de la solicitud de asilo político de sus hijos y nieta, quienes desde Estados Unidos siguen exigiendo justicia para su hermana y su madre, y anhelan volver a su tierra”.

En memoria de Marisela Escobedo, de su ejemplar lucha, de su inquebrantable temple, ayer se realizaron al menos dos actos en los que imperó el reclamo de justicia por su asesinato. Uno fue en las inmediaciones del consulado de México en El Paso, Texas; otro, el levantamiento de una placa con su nombre, en el lugar donde fue ultimada.

Cabe destacar, según lo denuncian quienes firman el comunicado, que las autoridades de Chihuahua presentaron a José Enrique Jiménez Zavala, alias “El wicked”, como el autor material del homicidio. No obstante, la familia de Marisela, particularmente su hermano, quien vio el rostro del asesino, desmintió la versión oficial. Cuatro años después, de manera por demás sospechosa, “El wicked” fue asesinado en la cárcel, con lo que el caso fue cerrado y, con ello, la posibilidad de conocer la verdad de los hechos.