Unas 55 mujeres provenientes de siete comunidades del municipio de Chenalhó, Chiapas, conforman la cooperativa Jolom Mayaetik, las tejedoras mayas.

Algunas de ellas son sobrevivientes de la masacre que cobró la vida a 45 personas indígenas de La Sociedad Civil Las Abejas, de Acteal (perpetrada el 22 de diciembre de 1997 por paramilitares protegidos por el Partido Revolucionario Institucional).

A raíz de la tragedia, explica María Vázquez Gómez, las mujeres de la comunidad, quienes se declaran en resistencia, tuvieron que idear sus propios medios de subsistencia, aquellos que les permitieran generar los ingresos para satisfacer sus necesidades más básicas.

Es así que nace Jolom Mayaetik. Sus socias, todas mujeres indígenas, se dedican a la elaboración de artesanías, como bordados mayas, manteles, servilletas, blusas de manta, blusas de tejido, chalinas, rebozos, separadores y pulseras.

“Estamos haciendo esfuerzo para conseguir nuestro dinero, para aportar y hacer artesanías», dice María Vázquez.

La mujer explica que cada tejedora confecciona las artesanías desde su hogar, mismas que posteriormente son concentradas en Acteal, en un espacio destinado específicamente para ello. Algunas se venden ahí mismo, pero la mayoría son trasladadas a una tienda de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, para su comercialización.

Cada una de las tejedoras mayas subsidia la materia prima de la artesanía que elabora. Así, el dinero que se obtiene por la venta de los productos, se entrega íntegro a la artesana a cargo, la cual, por acuerdo común, debe donar a la cooperativa el 10 por ciento de su ganancia, dinero que se utiliza para el traslado de las mercancías a los puntos de venta.

María Vázquez invita a la población a adquirir las artesanías que producen las tejedoras mayas y, de esta forma, contribuir con la subsistencia de la cooperativa femenil. La mujer indígena garantiza la calidad de los productos que elaboran.