El lunes 28 de diciembre a las 9 de la mañana fue asesinado a balazos el líder ambiental Hitler Ananías Rojas Gonzáles de 34 años,  quien lideraba una lucha contra las represas que se intentan construir en el Río Marañón, importante afluente del alto Río Amazonas.

Rojas González fue atacado a balazos por desconocidos mientras transitaba por un paraje del camino que lo conducía a su casa en las afueras de Yagen, distrito de Cortegana, provincia de Celendín en la región de Cajamarca. Deja huérfanos a cinco hijos menores de edad.

Ananías ocupaba varios cargos en su comunidad, ya que era presidente de las Rondas Campesinas, vicepresidente del Frente de Defensa y recientemente alcalde del poblado de Yagen.

El portal Servindi informa que los pobladores detallaron que Hitler Ananías había jurado defender con su vida el río Marañón oponiéndose férreamente a la construcción de las represas que desplazarían a la población ribereña e impactar ambientalmente de forma negativa la región. 

“Nunca lo intimidaron las amenazas que recibió de personas cercanas a la empresa brasileña Odebrecht, encargada del proyecto, por lo que nunca tomó las precauciones para proteger su vida y caminaba solo”.

Sus enemigos lo amedrentaron no sólo de manera verbal sino también con denuncias ante el Poder Judicial, por coacción, tenencia ilegal de armas e intento de homicidio y secuestro. A pesar de las infundadas denuncias, el líder salió airoso de las acusaciones y antes de su muerte solo enfrentaba una.

En enero de 2015, diversas organizaciones civiles y de campesinos se reunieron en Huanabamba, Amazonas para acordar la defensa del Río Marañón de los proyectos Chadín 2 y Veracruz.

En la reunión participaron representantes de diversas organizaciones campesinas y ronderiles de Cajamarca, La Libertad y Amazonas así como representantes del Gobierno Regional de Cajamarca que acudieron para informarse del conflicto y adoptar una postura al respecto.

“Nuestros niños hoy comen frutas solamente con subirse a los árboles y en nuestros valles producimos leguminosas, frutas, cereales y un sinfín de productos que nos alimentan y que también mercadeamos. El río alimenta nuestra economía” mencionaron pobladores ribereños, al referirse al daño que causará la construcción de veinte presas para generar energía eléctrica proyectadas sobre el Río Marañón.

La inundación no sólo se llevaría cultivos, huertos y ganado, sino que arrasaría con poblados enteros,  con sus viviendas, cementerios y restos arqueológicos como el de Choclón, desplazando a las comunidades que actualmente viven a lo largo de la ribera del río,  alrededor del cual desarrollan su vida y economía, por lo que rechazaron de forma tajante la construcción de las mismas.

con información de agencias.