Fran Richart / Desinformémonos

Un asalto sangriento. Así definió el activista del Movimiento Migrante Mesoamericano, Rubén Figueroa, el ataque que sufrió ayer un grupo de cuatro migrantes salvadoreños por parte de una banda delincuencial que opera en la ruta de Arriaga/Chahuites, Oaxaca, y que dejó a  dos migrantes con heridas de machete.

Los sucesos ocurrieron cuando el grupo de cuatro salvadoreños recorría las orillas de los rieles por donde pasa el tren de mercancías conocido como La Bestia, y que usan los migrantes para cruzar México y llegar a Estados Unidos. Sorprendidos por los asaltantes, los jóvenes centroamericanos huyeron despavoridos. En un primer momento, la policía encontró a dos, uno de ellos con severas heridas de machete y al cabo de unas horas, después de un reporte de desaparición, hallaron a los otros dos, cerca de una gasolinera en Chahuites, donde fueron atendidos por agentes de la policía municipal.

Los heridos fueron ingresados en un hospital de San Pedro de Tapanetepec.

Las víctimas denunciaron el hecho ante la Fiscalía de Atención al Migrante, a pesar que sus agresores les advirtieron que si informaban sobre el hecho atacarían al albergue de migrantes establecido en Chahuites, donde actualmente se encuentran 35 personas.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ya tiene constancia de la situación y están preparando medidas cautelares para el albergue. Por otra parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que estos días está de gira por México, también está al corriente del ataque.

Figueroa explica que desde la implementación del Plan Frontera Sur, programa migratorio iniciado en 2013, se han hecho operativos policiales para evitar que los migrantes suban a La Bestia, y así “velar por su seguridad”. La realidad, es que al no poder subir al tren, muchos migrantes realizan los trayectos caminando y son más susceptibles de atracos y asaltos por parte de grupos delictivos que operan en la zona.

En el último año, ha habido 200 denuncias de este tipo solo en la zona de Arriaga/Chahuites, por parte de migrantes que han sufrido agresiones, robos o ataques, informa Figueroa.