Ruidos de pisadas de tacón de mujer

Eres tú con tu silueta sensual

Mira, te han gritado muñeca de cartón,

Prostituta, sin razón

Son voces de cadenas falsas de pureza

y de santurrones sin corazón.

Frenas tu caminar en esa esquina de paredes frías y mudas;

ellas nada te dan.

Ahí estás de pie con tu par de piernas firmes torneadas,

entre los fríos de la noche

con el silencio seco y el ruido de las hojas de los árboles

en el aire con su cantar.

Tu cuerpo escupido se quedó

con el desprecio de quienes lo hicieron,

se alejarán de ti sin voltear a verte,

pero no estás sola

dignidad y necesidad siempre estarán contigo.

Recae en ti el consuelo a tu corazón

cuando alzas la mirada y miras a los pájaros

que se echan en sus nidos

sobre esas ramas secas.

Estás llorando con tus ojos tristes,

lágrimas saladas como las aguas del mar

y como las gotas cristalinas de la brisa.

Tú no eres el fruto prohibido

del jardín de Adán

como todos lo dicen

Eres luciérnaga hermosa

con tu volar que el hombre

te sigue queriéndote alcanzar.

De niña a mujer has crecido.

Niña buena como los cachorros al nacer,

mujer fuerte,

fiera como los rugidos de un león

siempre estarás en defensa

contra los que quieran lastimar tu ser.

Ohhh desnudez, ha llegado tu vejez

Los espejos te están gritando

Oye, mira cómo te ves,

tú estás pensando nuevamente en renacer.

Juventud se ha marchado,

dónde ésta, no se ve;

padre Dios la ha llamado,

así tiene que ser,

guerrera, te convertiste en ave pasajera

con las alas desplumadas

ya no puedes volar,

mi querida trabajadora sexual.

Mérida López es integrante del taller de periodismo de trabajadoras sexuales “Aquiles Baeza”, de la Ciudad de México.