Foto: Pedro Saavedra
*A decir del rector, “en México es mucho más fácil abrir una cantina que una universidad”
Esta mañana, integrantes de la Universidad Intercultural Latinoamericana Caribeña de Ciencias y Artes (UILCCA), con sede en Atliaca, municipio de Tixtla, Guerrero, marcharon del zócalo capitalino a Los Pinos. Exigen al Estado mexicano la legalización de esta institución educativa que entró en funciones el 20 de agosto de 2012.
En entrevista, Austreberto Basilio Goytia, rector y fundador de esta universidad, denuncia que aunque desde el 17 de junio de 2012, las autoridades –a través de José Ángel Córdova Villalobos y Ángel Aguirre Rivero, entonces titulares de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Ejecutivo local de Guerrero, respectivamente– se comprometieron a otorgar el debido reconocimiento a esta casa de estudios por medio de la expedición de un decreto que avalara la operación de siete licenciaturas, esto no ha ocurrido.
Posteriormente, ya con Emilio Chuayffet al frente de la SEP, dicho acuerdo sería ratificado. En la reunión del 2 de julio de 2014 que éste sostuvo con integrantes de la UILCCA, se habría comprometido, igualmente, a resolver los asuntos del registro y financiamiento oficial a más tardar en 20 días, lo que jamás se concretó.
El 17 de diciembre de 2014, Rogelio Ortega Martínez, actual gobernador de Guerrero, habría prometido públicamente lo mismo, palabras que tampoco trascendieron.
La infructuosa lucha por la legalización de la UILCCA se ha prolongado por más de tres años, no obstante que el proyecto cuenta incluso con una propuesta de Ley Orgánica, refiere el rector.
En este periodo, su comunidad ha emprendido siete huelgas de hambre. No hay respuesta gubernamental. Ya ni siquiera les responden las llamadas telefónicas. La única oferta oficial es obtener el registro como universidad privada, detalla Basilio Goytia quien, a partir de esta experiencia, ha llegado a la conclusión de que “en México es más fácil abrir una cantina que una universidad”.
A decir de Basilio Goytia, la negativa de reconocimiento a este “proyecto ciudadano” que “surge del seno de las comunidades indígenas”, responde a cuestiones políticas, tal como se lo manifestara, en alguna ocasión, el actual gobernador de Guerrero. El problema radica, detalla, en la inquietud que despierta que el ingreso a esta universidad carezca de filtro alguno, así como en el carácter gratuito que la define.
Aún sin reconocimiento oficial, la UILCCA opera en un terreno de 1 mil hectáreas de tierra comunal donada. En una docena de aulas, 55 profesores voluntarios imparten clases a 207 alumnos de las licenciaturas en Medicina Alternativa, Ciencias Agropecuarias Sustentables, Nutrición y Salud, Derechos Humanos, Artes Escénicas y Arquitectura de Paisaje.
A pesar de la amenaza de ser desalojados, quienes exigen la legalización de este proyecto educativo pernoctarán esta noche en las inmediaciones de la SEP, ubicadas en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Esperan que un funcionario del alto nivel escuche y resuelva su petición.
