En Guatemala, sigue la semilla de la liberación: líder indígena amenazado de muerte

Jaime Quintana Guerrero

Domingo Hernández Ixcoy, incansable luchador social, fue víctima de un acto de intimidación el pasado 10 de julio, en Chimaltenango, Guatemala, cuando grupos paramilitares irrumpieron en su domicilio y dejaron una amenaza de muerte. Este hecho se suma a la cadena de atentados contra mujeres y hombres que luchan contra megaproyectos de despojo y saqueo en comunidades indígenas.

Hernández Ixcoy es un líder indígena guatemalteco que durante años ha luchado por la defensa del territorio en su país. Es miembro cofundador del Comité de Unidad Campesina, integrante de la Asociación Maya Uk’ U’X B’E y miembro de Ajpatán Samaj y de la Convergencia Nacional Maya Waq’ib´ Kej, organizaciones que agrupan a más de 230 comunidades, de 48 municipios y 14 departamentos.

La defensa del territorio, la madre tierra, el agua, el aire y los alimentos; la lucha contra la reconcentración de la riqueza en pocas manos, el incremento de monopolios de cultivos como la palma africana y así como la instalación de hidroeléctricas y minas en todo el país son ejes de lucha de estas organizaciones.

En México como en Guatemala se impulsa un proyecto neoliberal, explica, Hernández Ixcoy: “Nosotros le llamamos ‘proyecto de muerte’, porque mata a la madre naturaleza y se impone a los pueblos con las fuerzas armadas y de bandas de paramilitares. Ésta es una política ancestral del capitalismo, producto la de imposición y del saqueo que se ha dado desde la llegada de invasores a nuestras tierras. Ésta es la situación en que se vive en Guatemala y también tiene sus costos”.

Todo aquel que se impone a este sistema normalmente es señalado de no querer el desarrollo, subraya Hernández, y es acusado de terrorista, delincuente y de atentar contra la democracia. Esta acusación es el mensaje del gobierno que encontramos en los medios de comunicación masiva como política de Estado.

El intento de asesinato a Domingo Hernández Ixcoy se suma a la cadena de atentados en contra de luchadores sociales que defienden el territorio en Guatemala.

Otros casos son el de Yolanda Oquellí, que el 13 de junio de 2012 regresaba de un acto de resistencia frente a la mina Progreso VII Derivada, en las comunidades de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc, cuando fue interceptada por una moto en la que viajaban dos individuos que ejecutaron tres disparos, uno de los cuales impactó en el pecho de Yolanda, dejándola gravemente herida.

Por otro lado, Lolita Chávez, del Consejo de Pueblos K´iche´s y del Consejo de Pueblos de Occidente, fue atacada el 4 de julio del 2012 por hombres armados, cuando retornaba a la cabecera departamental de una manifestación pacífica.

“Presentar mi muerte en mi casa por robo”, señala Domingo Ixcoy, “no representaba ningún costo político. Asesinarme en la calle iba a tener un costo, por eso no lo intentaron en la vía pública.

“Yo soy una persona enferma, ellos pensaban que me encontrarían en mi casa. Tengo 11 semanas en cama y me quedo solo a la hora de la comida. Afortunadamente algún instinto me movió y salí a caminar a la oficina, no me encontraron. Ése fue el momento en que ellos entraron.

“Encontramos evidencias de que estaba planificada la acción y que era una acción de sicarios, sehalló un papel en que se leía: ‘El mensaje lo dejas sobre el cadáver’”.

En los siete meses de mandato de Otto Pérez Molina, presidente de Guatemala, la respuesta a las demandas de sindicalistas, estudiantes e indígenas ha sido la persecución y el asesinato.

“Esto se debe a la oposición al proyecto neoliberal que se impulsa en nuestro país. No estamos diciendo que es sólo este gobierno quien lo impulsa”, aclara el líder indígena, “viene de gobiernos de atrás, desde el gobierno de Álvaro Arzú, cuando se empezó hacer cambios en las leyes para entregar la riqueza de Guatemala al gran capital. Desde entonces los gobiernos han ido mejorando sus estrategias. Preparan una agenda de larga duración, las empresas van llegando y no se van hasta que ‘extraigan’ todos los recursos de la madre tierra”.

“Primero llegan hablando. Buscan la manera de sacarnos, nos dicen que una alternativa al desarrollo es permitir que se modernice el país, y que nosotros estamos en contra del progreso”, explica Domingo Hernández, “a partir de aquí nos vende una cantidad de propaganda en contra de nosotros mismos”.

Pero cuando se mira la historia de Guatemala, se puede entender que esto ya sucedió hace 500 años: para quitar las tierras comunitarias a los pueblos, las empresas dijeron que era un atraso tener la propiedad comunitaria y que se tenía que impulsar la propiedad individual como se hizo en México.

Impulsar la propiedad privada significa privatizar la madre tierra, individualizar actitudes y pensamientos, romper con la solidaridad que ha caracterizado a los pueblos durante muchos años. Cuando hablan de desarrollo, hablan de ellos y no de nosotros, señala Domingo Hernández.

“Pensar que los ricos piensan en los pobres, es como pensar ‘que el tigre se vuelve vegetariano’. Las empresas extranjeras jamás se interesan por el desarrollo de nuestras comunidades, sino en la acumulación del capital y en el impulso de la globalización. Ésa es su agenda.

“No están pensando quedarse dos o cinco años, ellos se van hasta que se terminen todo. Van a dejar a nuestros pueblos y territorios en ruinas, desiertas y enfermas a nuestras comunidades y a nuestros pueblos reubicados. Sabemos que existen proyectos de reubicación a comunidades donde hay recursos naturales a explotar”, advierte Hernández.

Las empresas que están actuando en Guatemala son empresas españolas, canadienses, italianas y suizas, además de las brasileñas, que controlan la palma africana en grandes zonas del país. Estas empresas hacen alianzas con grupos oligárquicos y son apoyados por una estrategia de militarización.

La estrategia del gobierno, explica Domingo Hernández, “es impulsar la cooptación y exacerbar las contradicciones internas entre pueblos, para poder mandar a la policía. Ésta es una política bastante fina que busca separar la contradicción social de comunidad y Estado.

“Criminalizar y satanizar el nombre de organizaciones es parte de la estrategia de despojo. Empezaron con la descalificación de un líder o de una comunidad indígena; en algunos casos empezaron quitando la luz en las comunidades y responsabilizaron a líderes y a sus organizaciones; criminalizaron el nombre de dirigentes y de organizaciones para después justificar la represión.

“Vemos claramente que para justificar la presencia del ejercito crean inestabilidad social. Meten la delincuencia y las amenazas. El pueblo agobiado por la violencia pide la intervención de los militares.

“Ellos hacen las armas y nos las mandan para acá y nuestro pueblo se mata, éstas son las nuevas agresiones de las multinacionales. Nos damos cuenta que los empresarios son los mismos en Honduras, Guatemala y todo Centroamérica”, señala el líder indígena.

La agenda de los pueblos es organizarnos, globalizar la resistencia y las demandas, explica Domingo Hernández Ixcoy, “nosotros debemos pensar cómo hacer un frente común en defensa de la madre tierra y de la vida. Vemos que enfrentarse a las transnacionales es globalizar la lucha.

“También es parte de nuestra agenda la necesidad de seguir formándonos políticamente, de entender esta nueva situación que estamos enfrentando con el modelo neoliberal, que no sólo compra, sino que coopta dirigentes, negocia y pone precio a las luchas y crea opiniones favorables a su proyecto. Es una necesidad fortalecer nuestros conocimientos”.

La nueva generación necesita asumir el compromiso de defender el territorio, construir una nueva sociedad y estar convencidos de que el capitalismo es el enemigo número uno de la humanidad. La construcción debe surgir de la experiencia de los indígenas, mestizos, negros y chinos, de todos los que amamos otra vida. Debemos decir siempre que nunca fuimos convencidos de que vivir bajo la explotación y racismo es nuestro destino, y que nuestras generaciones tendrán otra vida a la que nos tocó. Las luchas son la semilla de la liberación, y el pensamiento semilla para cambiar nuestros países”, concluye desde Guatemala el líder histórico Domingo Hernández Ixcoy.

Publicado el 23 de julio 2012

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