#8M Agenda de las mujeres: una asignatura pendiente

Atziri Ávila

El 8 de marzo es una fecha emblemática para conmemorar la lucha de las mujeres en la defensa de sus derechos. Y aunque el sistema capitalista busca comercializarla promoviendo el obsequio de flores, tarjetas y otros “regalos”, es necesario reivindicar el Día Internacional de las Mujeres como un día de reconocimiento a quienes lucharon y siguen luchando porque los derechos humanos de las mujeres sean efectivamente garantizados.

Revalorizar esta fecha es traer al presente a todas aquellas mujeres que han luchado a favor de la igualdad y la justicia; mujeres asesinadas por alzar la voz, por expresar sus ideas “adelantadas a su época” o por plasmar exigencias a favor de su género.

Ejemplo de ello fue Olimpia Bouges, quien fue ejecutada en la guillotina el 3 de noviembre de 1793; además de haberse manifestado abiertamente a favor de la abolición de la esclavitud, Olimpia escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791; uno de los primeros documentos que cuestiona colocar al hombre como el centro de todo.

Olimpia fue también una de las precursoras en exigir la igualdad tanto en la vida pública como privada, el derecho a voto, al trabajo, a la participación política, a la educación, el derecho al divorcio, a poseer y controlar propiedades, entre otros.

Incontables son las mujeres que fueron condenadas por ser “féminas inquietas, andariegas, desobedientes”; juzgadas por “obedecer poco y cuestionar mucho”, como lo relató el maestro Eduardo en su serie La vida según Galeano. Mujeres que lucharon y protestaron por nuestros derechos a costa de cuestionamientos, ridiculizaciones, cárcel o asesinatos.

La lucha de las mujeres por salarios justos, condiciones dignas de trabajo y para una mejor calidad de vida las movilizó para que de manera organizada trasladarán las exigencias de sus derechos civiles, políticos y económicos a las calles, lo que obligó a instancias como la ONU a reconocer la situación de las mujeres y a crear esfuerzos de los Estados para eliminar la desigualdad entre hombres y mujeres; desigualdad presente incluso en la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual se construyó desde una perspectiva androcéntrica y sin tomar en cuenta la visión ni las necesidades de las mujeres.

Fue en 1975 cuando la Asamblea General de la ONU declaró el 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres. Veinte años después, durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en septiembre de 1995 se construyó el plan más progresista para promover los derechos de las mujeres.

Plataforma de Acción de Beijing

La Plataforma de Acción de Beijing es un “programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de las mujeres en la sociedad”. Fue firmada por representantes de 189 gobiernos quienes se comprometieron a aplicar la Plataforma de Acción y a garantizar que todas sus políticas y programas reflejaran una perspectiva de género.

Para ello, se hicieron compromisos en 12 esferas de especial preocupación: pobreza, educación y capacitación, salud, violencia contra la mujer, conflictos armados, economía, ejercicio del poder y la adopción de decisiones, mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer; derechos humanos de las mujeres; medios de difusión; medio ambiente y niñas.

Si bien han pasado 20 años de la Declaración y la Plataforma de Beijing, los avances son a cuenta gotas y las mujeres continuán exigiendo el respeto a los derechos básicos, basta referir la situación que prevalece en materia laboral, salud y violencia.

 Trabajo

 A pesar de que miles de mujeres en el mundo allanaron el camino para exigir los derechos laborales de las mujeres, la realidad actual evidencia un retroceso significativo de los avances logrados.

Las mujeres seguimos ganando menos que los hombres por el mismo trabajo realizado; el aporte de las mujeres a la economía es minimizado o infravalorado; el número de horas que se trabajan responde a la lógica del mercado y no a la garantía de una vida digna.

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2012 de la población que participa en el trabajo remunerado, los hombres tienen mayores ingresos que las mujeres; las mujeres de entre 30 a 59 años de edad trabajan un promedio de 63.8 horas a la semana, mientras que los hombres trabajan cerca de 51.5, esto es reflejo también de la doble jornada que realizan las mujeres tanto fuera como dentro del hogar, reforzando estereotipos de género que dejan a las mujeres el cuidado de los hijos e hijas y como “responsables de las tareas domésticas”, es así que el trabajo asistencial, tanto remunerado como no remunerado, recae principalmente en las mujeres.

Cabe mencionar también que actualmente cerca de la cuarta parte de los hogares mexicanos tienen como jefa a una mujer y de ellos, 79.3% son hogares en los que la jefa de familia no tiene pareja pero sí hijos, lo que evidencia también un patrón significativo de la falta de reconocimiento y responsabilidad de la paternidad.

Salarios

La encuesta refiere también que entre quienes perciben menos de dos salarios mínimos prevalecen las mujeres, mientras que entre quienes ganan más de dos salarios mínimos predominan los hombres.

Si bien el ingreso de la población se incrementa de acuerdo al nivel de educación, en todos los niveles de escolaridad las mujeres tienen un menor ingreso respecto al de los hombres.

De igual manera los empleos para las mujeres suelen ser empleos de baja calidad y en donde la toma de decisiones no recae sobre ellas.

A ello se une la prevalencia del trabajo infantil, la violencia laboral que se manifiesta a través del acoso u hostigamiento sexual; cuando los jefes piden favores sexuales a cambio de un ascenso laboral o para mantener el trabajo; a través de la discriminación que tiene que ver con la edad, la imagen, el peso o cuando se solicita a las mujeres la constancia de no gravidez, solicitándoles el certificado médico que constate que no están embarazadas para poder obtener un empleo; la ausencia de prestaciones laborales que impacta negativamente la garantía de otros derechos, entre otros ejemplos.

Violencia

 Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2013, el 47% de las mujeres entre 15 y más años de edad aseguraron tener incidentes de agresión a lo largo la relación con su actual o última pareja, siendo las más frecuentes la violencia emocional, económica, física y sexual. A pesar de contar con un Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las mujeres, el contexto en el que viven está marcado por una grave crisis social que impacta directamente su ámbito privado y público, pues están expuestas a ser violentadas tanto al interior de su hogar como fuera de él.

En el caso de las mujeres de 15 años y más, 27 de cada 100 afirmaron ser agredidas en el ámbito privado en donde son objeto de violencia por su propia pareja o familia; por otro lado 23 de cada 100 mujeres describieron haber sido víctimas de violencia en el ámbito público, siendo objeto de violencia callejera, robos, tocamientos, etc.

Organizaciones No Gubernamentales que conforman el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) aseguran que en la República Mexicana son asesinadas 7 mujeres en un día. Sin embargo, son las propias autoridades quienes ponen trabas o hacen imposible que desde un inicio las investigaciones de los asesinatos de mujeres se realicen por el delito de feminicidio.

Según el Estudio de la implementación del tipo penal de Feminicidio en México: causas y consecuencias 2012-20131, de los 3,892 casos documentados en esos años por el OCNF entre 2012 y 2013, únicamente 613 casos fueron investigados como feminicidios, es decir sólo el 15.75%.

De esta forma, a la violencia verbal, física y sexual contra las mujeres se suma la violencia institucional, pues las autoridades por acción u omisión son responsables de que el derecho de las mujeres a la vida, a su integridad personal, a su libertad reproductiva, entre otros, no estén siendo garantizados.

Es así que el 98% de los 3.892 asesinatos de mujeres documentados entre 2012 y 2013 por el OCNF, no fueron sancionados; y tan sólo el 1,6% de casos fue sentenciado.

En este marco, datos de la ENDHIRE 2011 reflejan que las mujeres que no denuncian evitan hacerlo: por miedo al agresor, por desconfianza en las autoridades, por trámites largos y difíciles o por actitud hostil de las propias autoridades.

La falta de voluntad política, la ineficacia en las investigaciones y la falta de perspectiva de género en funcionarios públicos, revíctimizan a mujeres víctimas de violencia y/o a sus familiares, atribuyendo el motivo de las agresiones a la hora en la que las mujeres estaban en la calle; a que iban “solas”; a la forma en la que iban vestidas o las vinculan con tener relaciones sentimentales con integrantes del crimen organizado.

Los pactos patriarcales justifican, protegen y exculpan a los agresores, buscan ocultar la realidad latente que normaliza la violencia contra las mujeres y que detrás de cada feminicidio existe un crimen de odio y discriminación por razones de género, siendo un patrón constante la desapareción, agresiones físicas y violación sexual previo al feminicidio de una mujer.

Institucionalización de las demandas, desatención a los problemas de fondo

 Si bien existen esfuerzos tendientes a garantizar la igualdad entre mujeres y hacia fomentar el empoderamiento de las mujeres, las políticas públicas son impulsadas sin su participación; sin perspectiva de género e incluso no se destinan recursos humanos o financieros para su eficaz implementación.

Las instituciones del Estado y las políticas públicas están lejos de transformar de fondo los problemas que afectan a las mujeres, se utilizan como paleativos, como contención de lo inmediato. A pesar de contar con leyes y la firma de tratados internacionales en materia de derechos humanos, en la práctica no se implementan y la simulación de las instituciones prevalece, lo que obstaculiza transformar e impactar positivamente la vida de las mujeres.

La Plataforma de Acción imagina un mundo en el que todas las mujeres y las niñas puedan ejercer sus libertades, derechos y decisiones, sin embargo, se siguen perpetuando las desigualdades económicas, sociales y culturales que les impiden ejercer sus derechos humanos.

Persiste la violencia obstétrica, muertes maternas, esterilización forzada principalmente contra mujeres jóvenes y mujeres indígenas, quienes son condicionadas a actuar contra su voluntad para poder acceder a programas sociales; no hay garantía para que quienes así lo desean, puedan realizarse la interrupción legal del embarazo; siguen sin ser dueñas de la casa en la que viven o sin derechos agrarios, contrario a ello, son ellas y sus hijas/os las más afectadas en su alimentación, salud, economía y tejido social por los megaproyectos impuestos en sus comunidades.

 Organización hacia la autonomía y el empoderamiento

Son las propias mujeres quienes se organizan para exigir la igualdad de derechos por ley, pero también son quienes desde diversos espacios construyen su autonomía; su independencia económica; quienes buscan ocupar espacios de toma de decisiones; quienes construyen nuevos modelos económicos para combatir la explotación; quienes impulsan la transformación estructural del sistema; impregnar nuestra mirada en todos los ámbitos de la vida; quienes buscan ejercer sus derechos no como una concesión sino como un acto de justicia social.

Cada vez más mujeres hemos dejado atrás a las “hijas obedientes”, a las “madres abnegadas” y a las “esposas resignadas”, transgredimos los únicos y primeros derechos otorgados a las mujeres que eran: obedecer, servir y callar.

A 20 años de la Plataforma de Beijing aún no es garantizada la igualdad de oportunidades para que las mujeres intervengan activamente en la vida social, económica, política y jurídica del país; hemos obstaculizado reconocer que el empoderamiento de las mujeres empodera a la humanidad.

Es por ello que en la actualidad estamos convencidas de que en el 8 de marzo es necesario reivindicar la lucha de las mujeres a favor de nuestros derechos humanos; esta fecha nos obliga también a reconocer que las demandas de las mujeres siguen estando vigentes y que la agenda de las mujeres, sigue siendo una asignatura pendiente.

@atzirieavila

1Estudio disponible en: http://catolicasmexico.org/ns/?cause=informe-sobre-el-estudio-de-la-implementacion-del-tipo-penal-de-feminicidio-en-mexico-causas-y-consecuencias-2012-y-2013

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