En la noche del 26 de Septiembre de 2014 no hubo ningún fuego de la dimensión referida en el basurero de la ciudad de Cocula. Tampoco se encontró evidencia que establezca correspondencias entre los restos hallados en el sitio y los normalistas. Tampoco existen elementos científicos suficientes para vincularlos con los supuestamente encontrados en una bolsa en el Río San Juan.

Así resumió, esta mañana, el Equipo Argentino de Antropológia Forense las principales conclusiones a las que llegó tras realizar su peritaje sobre el Basurero de Cocula, en referencia a la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

Los peritos forman parte de la causa como técnicos independientes en la investigación del Caso Ayotzinapa a partir del 4 de Octubre de 2014, a petición de los familiares. Mercedes Doretti y Miguel Nievas fueron los integrantes del equipo encargados de presentar la metodología de trabajo, la evidencia recabada y las conclusiones tomadas a partir de la misma.

La pregunta que guió el trabajo de los argentinos fue ¿hay evidencia física en el basurero de Cocula consistente con el testimonio de los inculpados por la PGR como responsables de la masacre que señalaron ese lugar como destino final de los 43?

No, no la hay.

A saberse:

El basurero de Cocula fue dividido en dos grandes áreas por los investigadores. La zona A, que es la entrada al lugar y la zona B, que es un bajo en donde reiteradaramente hubo quema de residuos y restos óseos de personas. Sobre esa zona B se dibujó una cuadrícula, que permitiera a los peritos cruzar la información que se recogió en el lugar. Por un lado, los restos hallados en cada sitio, que se cruzaron con las fotografías satelitales del lugar de los últimos diez años.

El análisis del suelo demostró que en la zona B del basurero de Cocula hubo reiteradas quemas, dato que fue confirmado por las fotos aéreas.

Por su lado, las marcas en la vegetación dan la pauta de la dimensión de los fuegos ocurridos. “Los tocones, plantas del lugar en dónde se habría realizado el gran fuego, en el cuadrante central, tendrían que haber presentado alguna señal del mismo, pero tenían más de 30 días de vida: habían sobrevivido al 26 de Setiembre.”

Incluso, detallaron los peritos, había plantas vivas desde julio u agosto de 2014, algunas incluso con más de 2 años de desarrollo.

En cuanto a los restos encontrados, fueron recolectados 420 fragmentos de restos no biológicos de ropa y calzado. Así como 138 elementos balísticos: 2 proyectiles sin disparar, 4 fragmentos y 132 casquillos de diferentes calibres. “La evidencia balística contradice las declaraciones de los imputados en la causa que señalaron el basurero de Cocula como destino final de los 43”

Por su parte, los restos óseos biológicos estaban multifragmentados y habían sido alterados térmicamente: sí habían sido quemados. Por esas dos características, explican los forenses, quedaron mayormente indeterminados. Es decir, no se pudo establecer si pertenecían a humanos o a animales no humanos.

“Como método de identificación de los restos humanos, buscamos establecer el número de individuos a partir de una parte del cráneo que se llama Petrosas, que es una parte única en el cuerpo y además es resistente. Encontramos restos de al menos 19 personas.”

Los forenses señalaron que fueron identificados entre los hallazgos, 19 fragmentos izquierdos y 19 derechos de Petrosas, pero que no pueden establecer si son pares, es decir, si pertenecen a las mismas personas.

“No pensemos solamente en los Normalistas desaparecidos, sino en el contexto general de desaparción forzada en Guerreo” señaló Doretti y aportó algunos datos. Desde que ocurrió la masacre en Iguala en la noche del 26 de Setiembre de 2014, más de 300 personas fueron reportadas desaparecidas en la zona en los últimos 5 años. Además, fueron recuperados más de 130 restos humanos en las Colinas de Iguala y Cocula.

El otro elemento clave en su informe fue sostener que no hay ningún elemento que permita identificar a los normalistas con los restos hallados. “De hecho, entre los restos óseos encontramos dos prótesis dentales y a partir de las entrevistas con los papás supimos que ninguno de los muchachos tenía, algunos ni siquiera habían ido jamás al dentista”

El otro punto importante sobre el que se basó la versión oficial dada por el gobierno, fue la presentación de una bolsa supuestamente hallada en el Río San Juan, en una instancia de la cual fueron vedados los técnicos independientes.

“Cuando llegamos al Río, ya tenían los restos expuestos sobre una tela en el piso. De todos los fragmentos que había, uno llamaba la atención por la diferencia con el resto, ese fue el que dio la identificación de Alexander Mora Venancio. Era completamente diferente, era más grande y no presentaba daños o los signos de alteración térmica (quema) que sí tenía el resto de los elementos recuperados”

Las irregularidades son la norma en cuanto a ese episodio. Los peritos argentinos jamás lograron hablar con los buzos de la marina que hicieron el supuesto hallazgo. Tampoco, remarcan, hubo una cadena de custodia de los mismos. Es decir, hay severas dudas sobre el origen de los restos supuestamente hallados en el Río San Juan. ¿Cómo puede saberse entonces dónde fue hallado el resto que fue identificado como perteneciente a Alexander?

“Ese peritaje no formaba parte de la investigación y fue agregado a la causa mediante oficio”, explicó Vidulfo Rosales, integrante de Tlachinollan, centro de derechos humanos de la montaña de Guerrero.

El reclamo de los padres presentes en la conferencia de prensa que tuvo lugar en el Centro Prodh es claro: que deje de insistirse con el Basurero de Cocula, porque tanto el primero informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y ahora, el peritaje delk Grupo Argentino dejaron más que probado que el 26 de Setiembre no hubo en Iguala un fuego de las dimensiones necesarias para calcinar los cuerpos de 43 personas.

Habla Hilda Legideño, mamá de Jorge Antonio Tizapa Legideño, estudiante desaparecido: “Si antes todos ustedes – señala a los medios presentes en la conferencia – difundieron la mentira histórica del gobierno, ahora que se comprueba que es falsa, tienen el deber de que se difunda. Es lo que queremos. El gobierno nos ha dañado, nos ha mentido. Primero señalándonos fosas, luego señalando el basurero. Son 16 meses de angustia, 16 meses de mentiras. Ahora más que nunca tenemos fé y certeza de encontrar con vida a nuestros hijos. Vamos a continuar hasta encontrarlos, pero mientras tanto, exigimos que se castigue a todos los funcionarios públicos que sostuvieron esta mentira».