México es un país cinematográfico, ahora la temática de nuestra realidad se ha convertido en fuerte imán para productores de Hollywood, así lo prueba la tragicómica reaprehensión de Joaquín el Chapo Guzmán, quien el 4 de octubre pasado se cita con un cineasta y actor famoso que viaja como periodista, una actriz que se cree narco-reina del sur  y con José Ibañez y Fernando Sulichin quienes produjeron con Oliver Stone la biografía de Snowden y que también tienen otros filmes sobre personajes polémicos (Fidel castro, Maradona).

Según los relatos conversan por siete horas de la posible película. La iniciativa es del mismo Chapo, él quiere contar su historia y como tiene tema, personaje, dinero, productores, actor-director, el escenario, digamos que todo, pues ¿por qué no?. Acaso se habrá se cerrado un trato, ¿quedarían satisfechos los productores y el director con la información que proporcionó el personaje?, no podían grabarlo, lo que luego vino a ser la entrevista videograbada fue hecha posterior al encuentro, esa noche hablaron y no quedó registro. La mayoría de los comentarios se han centrado en el aspecto periodístico, la entrevista para Rolling Stone, pero eso nada sirivió de covertura a Sean Penn, su cobertura; la supuesta entrevista. Aquí lo importante siempre fue la producción de una película biográfica sobre el capo más importante y mediático de Sinaloa. No es la primera vez que el cine estadounidense se entusiasma con personajes mexicanos, algunos famosos, tenemos a Francisco Villa filmando películas mudas en plena revolución, al sub Marcos rechazando hacer algo con Oliver Stone, quien llegó a la selva para hacer conocerlo. Lo extraordinario es que ahora la iniciativa no viene de allá sino de un hombre encarcelado que quiere hacer su biopic, contacta a gente de Hollywood vía la actriz-reina, pero esta gente no lo visita en prisión. El Chapo escapa, continúan los contactos, el valor dramático de la trama y sobre todo del personaje suben y como consecuencia se cotiza mejor en el mercado del cine. El encuentro es clandestino con un hombre prófugo. Luego viene la aprehensión y lo que se dio a conocer. El capo de nuevo preso, la actriz ha dejado de serlo para convertirse en una reina del sur atrapada y perseguida por dos gobiernos, los otros protagonistas de la historia han quedado libres de sospecha y acoso, ellos sí tenían un buena razón para ver al Chapo; hacer negocio con su historia a través de una película y eso no parece ser delito, por lo demás, todo indica que es una película que veremos muy pronto. En toda esta historia lo importante nunca fue el periodismo, la entrevista sólo fue una covertura legal.

Ahora si queremos ver verdadero periodismo, lo podemos encontrar en Spotlight (En primera plana) de Tom McCarthy, una excelente película sobre periodistas, que narra el trabajo de cuatro reporteros que se proponen descubrir para el Boston Globe como es que la alta jerarquía de la iglesia católica ha encubierto la pederastia de sus sacerdotes, junto a ellos vamos conociendo el tamaño del problema, lo que al principio parece que será una valiente denuncia contra un cardenal y algunos sacerdotes se va convirtiendo en el descubrimiento de un mal social de toda una clase dirigente; la escuela, la iglesia, los medios, la ciudad de Boston ha escondido tras los gruesos muros de sus iglesias los abusos sexuales de representantes de dios contra menores. Lo importante y emocionante de esta película es que nos atrapa con la investigación periodística, con la curiosidad de meterse a la realidad a preguntarse qué pasó, a quienes le pasó y cómo sucedió. En el subtexto de la investigación tenemos la gran pregunta de cómo es que toda una ciudad prefiere callar ante la iglesia y el supuesto poder de dios. Muy recomendable.

Todo febrero David Bowie en Filmoteca de la UNAM