La Asociación Vasca de Periodistas y el Colegio Vasco de Periodistas otorgaron el Premio “Jose María Portell Portell en La libertad de Expresión” al colectivo de comunicadores Voz Alterna de Veracruz, quien fue recogido por la periodista mexicana Norma Trujillo en Bilbao.
“Reconocemos la labor de los periodistas mexicanos que con investigaciones y denuncias explican lo que sucede alrededor del narcotráfico”, explicó uno de los presentadores de la gala, donde se señaló que los periodistas mexicanos están atravesando un momento difícil y que se les reconoce en este premio por su lucha por la libertad de expresión.
Durante el discurso de entrega, los organizadores dijeron que Voz Alterna “sabe lo que es perder a un compañero”, en referencia al fotoperiodista Rubén Espinosa asesinado el 31 de julio en el Distrito Federal, y quien fue uno de los fundadores de este colectivo de comunicadores de Xalapa que se dedican a denunciar las agresiones y asesinatos contra periodistas en la entidad.
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El Premio Jose María Portell hace honor al periodista vasco asesinado en 1979 por el grupo independentista armado ETA. En la primera edición en 2008, el galardón recayó en la periodista rusa Elena Tregúbova, que tras sufrir grandes presiones del Kremlin para apartarla del periodismo y después de la explosión de un artefacto frente a su domicilio, debió exiliarse al Reino Unido.
Desde Voz Alterna se muestran contentos por “el rayito de sol” que supone este premio, entre las condiciones de riesgo y miedo que trabajan muchos periodistas en Veracruz. “Es una buena noticia que nos impulsa a defender a todos los compañeros por la dignificación del oficio y por la seguridad de que ya no exista ningún asesinato en Veracruz. Que el gobierno nos deje trabajar y que haya libertad de expresión y no una simulación como la que pretende instalarnos el gobernador Javier Duarte”, comenta Roger López, uno de los integrantes del colectivo.
Al menos 17 periodistas han sido asesinados desde 2010 en Veracruz y cinco de ellos permanecen desaparecidos, según datos de Voz Alterna, convirtiendo la entidad en una de las más peligrosas del mundo para informar.
Una voz necesaria
El nacimiento de Voz Alterna se dio en una manifestación en Xalapa contra el asesinato de la corresponsal de Proceso en Veracruz, Regina Martínez, en abril de 2012. Desde ese momento, un grupo de periodistas, entre ellos Rubén Espinosa y Norma Trujillo, deciden conformar un grupo para decidir que acciones tenía que emprender el gremio, ante una muerte que fue muy sentida en la comunidad periodística.
“Nos reuníamos un grupo de reporteros, eso fue como el germen. Pasaron más asesinatos y agresiones y nos manifestábamos para que se aclararan”, relata López. Ya en 2014, el grupo de comunicadores se empieza a conformar con una postura firme y se empieza a movilizar con otras organizaciones en Veracruz.
Un punto habitual de esas concentraciones es la plaza Lerdo en Xalapa, que fue rebautizada por los reporteros como plaza Regina Martínez, y que a pesar de que ellos han colocado una placa conmemorativa varias veces, esta ha sido removida y robada en cada ocasión.
“A mediados de 2015 ya teníamos el nombre de Voz Alterna y nos viene el golpe de la muerte de Rubén”, dice el integrante. Después del asesinato de Espinosa, el colectivo empieza a sufrir acoso, agresiones e intimidaciones, que incluyen vigilancias y seguimientos que hoy día en día se siguen produciendo por parte de “agentes de gobierno”, acusan.
En la actualidad, los cinco miembros fundadores de Voz mantienen medidas cautelares solicitadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ante el riesgo que supone para su integridad y seguridad trabajar en el estado.
La presión no solo viene de arriba, también muchos miembros o colaboradores de Voz Alterna han recibido coacciones en los medios convencionales donde trabajan, para que no participen del proyecto o de las manifestaciones que convocan.
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Foto: Voz Alterna
