Levantando la voz

Karla Micheel Salas

Digna Ochoa: 14 años de buscar justicia y verdad

La abogada y defensora de derechos humanos Digna Ochoa y Plácido fue asesinada en su oficina en la Ciudad de México, el 19 de octubre de 2001. Su cuerpo presentaba dos impactos de bala, uno en la parte interior del muslo izquierdo y uno más en la región parietal izquierda de la cabeza, además presentaba diversas lesiones en el rostro, cuello y pierna derecha. En el despacho, se encontraron unos guantes, polvo blanco y algunos de sus objetos personales en el piso, así como una amenaza dirigida a los integrantes del Centro Pro Juárez.

En la averiguación previa FDCUAUHT/03/USD04/2576/01-10 que tiene más de cuarenta y tres mil fojas, se cuenta una verdad a medias de lo ocurrido aquel 19 de octubre de 2001, esa verdad esta basada en una investigación inconclusa, en peritajes manipulados y  en conjeturas de algunos personajes que se negaban a cuestionar al gobierno de la Ciudad de México o al propio círculo jesuita de organizaciones de la sociedad civil.

En las primeras diligencias realizadas en el lugar de los hechos, se abrieron diversas líneas de investigación que vinculaban a la participación de miembros del ejército mexicano en el crimen, también se relacionó el asesinato con las amenazas y atentados que había sufrido Digna durante los meses previos a su muerte, de igual manera se abrieron líneas de investigación vinculadas con sus relaciones personales y de trabajo, todo ello para indagar el entorno laboral, familiar y social de la abogada.

Desde el primer momento todo apuntaba a una ejecución extrajudicial y a la participación de cuando menos una persona en el comisión del crimen, sin embargo, en el año 2003 de forma sorpresiva la PGJDF incorporó al expediente  un nuevo dictamen de criminalística, el cual concluía que “es muy probable que Digna Ochoa y Plácido se haya privado de la vida tratando de dar al propio suicidio la apariencia de un homicidio”.

Además del dictamen de criminalística, el Ministerio Público baso sus conclusiones en un estudio psicológico postmortem, donde cuestiona las relaciones laborales, familiares, la salud mental e incluso la vida sexual de la abogada Ochoa y Plácido. La información personal de la abogada fue filtrada a los medios de comunicación, como una medida para desprestigiar el trabajo de Digna, así como para reducir las criticas y los cuestionamientos que se derivaron a apartir de la determinación de No Ejercicio de la Acción Penal promovido por pa Procuradurìa en donde concluìa el suicidio.

La familia Ochoa y Plácido, en ejercicio de su derecho a la coadyuvancia, había ofrecido peritajes en medicina forense, criminalística y química forense, con el objeto de fortalecer las investigaciones, las cuales fueron rechazadas por la autoridad. Por ello, desde el año 2003, tuvo que presentar una serie de recursos legales para obligar a que la PGJDF admitiera estos peritajes independientes.

Las pruebas ofrecidas por la familia arribaron a las mismas conclusiones que se desprendían en los primeros peritajes realizados por la propia PGJDF: Digna Ochoa había sido privada de la vida de forma violenta por cuando menos una persona.

A pesar de la contundencia de los resultados y de haber sido obligado por un juez federal a recibir los peritajes, el Ministerio Público nunca los considero, y por más de 3 años mantuvo el expediente “en análisis” hasta que en noviembre de 2010, la PGJDF volvió a determinar el No ejercicio de la Acción Penal, con base en las siguientes conclusiones:

“…Aun y cuando existen diversos señalamientos… que apuntan a que su fallecimiento pudiera estar relacionado con alguno de los eventos que motivaron las presentes líneas y sublíneas de investigación; se encontró que dichos señalamientos parten de conjeturas, sospechas y suposiciones…

No existe imputación, firme, directa, y categórica en contra de persona alguna, que lo señale como autor directo o mediato de conducta alguna en contra de la hoy occisa…»

Es decir, la decisión de enviar a No ejercicio de la Acción Penal y seguir sosteniendo que la abogada Digna Ochoa se suicido y simuló su homicidio, se basó en la imposiblidad de la PGJDF de identificar al o los responsables de su asesinato.

Actuamente, el caso de Digna Ochoa se encuentra admitido y en análisis de fondo en la CIDH y en un futuro próximo esperamos que el caso sea elevado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que el Estado mexicano sea juzgado por las omisiones y graves irrugularidades cometidas por la PGJDF en la investigación de las amenzanas que había sufrido la abogada, así como por su asesinato, y finalmente por mandato internacional se obligue a las autoridades a realizar una investigación con la debida diligencia.

El alcanzar la justicia y la verdad para Digna Ochoa es una causa contra la impunidad y una medida para evitar que hechos similares se cometan. Mientras esto no suceda, agresiones así seguiran repitiéndose, tal y como ocurrió el 31 de julio de 2015 en un departamento de la colonia narvarte, donde fueran asesinadas la defensora de derechos humanos Nadia Vera, el fotoperiodista Ruben Espinosa, Mile Martin, Yesenia Quiroz y Alejandra Negrete.

El crimen de la Narvarte al igual que el de Digna Ochoa ha estado plagado de irreguralidades, la PGJDF ha manipulado evidencia y peritajes, ha filtrado información para desprestigiar a las víctimas y reducir la presión mediática, se ha negado a investigar a determinados grupos de poder, la representación legal de las víctimas ha tenido que litigar contra el Ministerio Público, y la autoridad ha fabricado una verdad para no continuar la investigación de manera adecuada y efectiva.

Hace 14 años como hoy la historia se repite, la impunidad prevalece en ambos casos, la protección a grupos de poder formales o informales parece estar por encima del acceso a la justicia y el derecho a la verdad de las familias.

Sin embargo, hoy no es como hace 14 años, hemos construido un marco jurídico de protección de los derechos humanos y mecanismos para la defensa de los derechos humanos, lo que parece no haber cambiado, es la falta de compromiso de las autoridades y la poca voluntad política para combatir la impunidad. En eso estamos igual o peor que hace 14 años.

14 Respuestas a “Caso Sepur Zarco: Mujeres que rompen el silencio y luchan contra la impunidad”

  1. CONSIDERO QUE DEBE HABER UN RESPONSABLE POR PARTE DE LIVERPOOL QUE FUE LA PERSONA QUE MANIPULÓ LAS ACCIONES Y OMISIONES ¿EXISTE ALGUNA PERSONA DETENIDA DEL PERSONAL DE LIVERPOOL QUE FUERON LOS QUE IMPIDIERON EL ACCESO DE LA CRUZ ROJA A SUS INSTALACIONES Y DENUNCIARON EL HECHO? ESTÁ MUY CLARO, QUE EL GERENTE DE SUCURSAL O ENCARGADO O APODERADO LEGAL DE LIVERPOOL EVITÓ EL INGRESO DE PARAMÉDICOS Y EN CONSECUENCIA LA ATENCIÓN INMEDIATA DE LA RECIEN NACIDA.

  2. Elena Murray

    Es una verdadera «historia de horror» que describe la ignorancia, indiferencia y falta de compasión tanto de Liverpool como de las personas que «juzgaron» a Dafne. Espero entren todos en razón y que su calvario termine en algún tipo de justicia.

  3. Elena Murray

    Es una verdadera historia de horror de ignorancia e indiferencia que involucra no solo a Liverpool, sino a todas las «autoridades» responsables por esta injustica. Ojalá pronto termine el calvario de Dafne y que «alguien» sienta cabeza.

  4. Que verguenza me da la justicia mexicana, es por eso que muchos paises nos ven tan mal. Por favor unámonos para acabar con estás injusticias o más bien con estás porquerías. En México la prensa no es el cuarto poder SON LAS REDES

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