En México, miles de personas sufren un “cóctel venenoso” de miedo, ambición e impunidad que una vez fraguado es difícil de eliminar, así lo aseveró Zeid Ra’ad Al Hussein, Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, ayer, al cierre de su visita de tres días al país.

A decir del diplomático asiático, las cifras de los crímenes perpetrados en territorio mexicano resultan “simplemente impactantes” para un país que no se encuentra en medio de un conflicto: 151 mil 233 personas asesinadas entre diciembre de 2006 y agosto de 2015; por lo menos 26 mil personas cuyo paradero se desconoce desde 2007, muchas posiblemente como resultado de desapariciones forzadas; miles de abusos sexuales y feminicidios contra mujeres y niñas.

A los altos índices criminalidad se adhiere, además, la impunidad que reviste al 98 por ciento de los casos, es decir, el hecho de que prácticamente nadie ha sido condenado por estos crímenes. La propia estadística oficial muestra que o se quedan sin resolver o que no son propiamente investigados.

Respecto de las miles de personas desparecidas, por ejemplo, la policía y el sistema de justicia han fracasado en esclarecer la suerte y el paradero de las víctimas; ha fracasado también el sistema político en su conjunto en la medida en que no ha logrado parar estos crímenes.

De acuerdo con el alto comisionado de la ONU, parte de la violencia que impera en el país puede ser atribuida a los “poderosos y despiadados grupos del crimen organizado”. Sin embargo, acota, muchas desapariciones, ejecuciones extrajudiciales y actos de tortura habrían sido obra de autoridades federales, estatales y municipales, incluidas la policía y Ejército, quienes actuarían por sus propios intereses o en colusión con grupos del crimen organizado.

Zeid Ra’ad Al Hussein dice respaldar por completo los hallazgos anunciados el pasado 2 de octubre por la representación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que visitó México. Y es que, justifica, éstos “coinciden en gran parte” con las opiniones emitidas por la oficina a su cargo, así como por varios expertos y órganos internacionales de derechos humanos de la ONU. “Hay un amplio consenso nacional, regional e internacional sobre la gravedad de la situación actual de los derechos humanos en México”, comenta.

El represente de la ONU lamenta la “intolerancia” del Estado mexicano ante “la crítica pública”, misma que se ha hecho manifiesta en sus reacciones frente a otros informes internacionales recientes, así como en los “virulentos ataques personales” que recibió, por parte de algunos políticos mexicanos, Juan Méndez, Relator Especial de la ONU sobre la tortura, luego de publicar su más reciente informe de país.

Zeid Ra’ad Al Hussein enfatiza en la necesidad de que el gobierno de México emprenda las siguientes medidas clave para acabar con el “cóctel venenoso” al que alude: adoptar un cronograma para el retiro de las fuerzas militares de las funciones de seguridad pública; operar las recomendaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH y considerar mecanismos similares de seguimiento para otros casos graves; y fortalecer de manera urgente las procuradurías en el país, así como la capacidad de la policía para llevar a cabo sus funciones de seguridad pública en línea con las obligaciones de derechos humanos.