Naucalpan, Estado de México. San Bartolo es un pueblo ubicado en el corazón de Naucalpan, en el Estado de México, en medio de fábricas y comercios vecinos al Distrito Federal. Con grandes avenidas y pocos espacios recreativos para los jóvenes, aquí crece un oasis la cultura y arte con el nombre de Centro Artístico y Cultural Alianza.

“Para los jóvenes, este es un espacio para salir de la oferta que te ofrece la delincuencia. Por dónde yo vivo está fuerte el narcomenudeo y se jalan a los jóvenes a esas bandas”, menciona Javier Cortes, quien se encarga de la barra del proyecto Azotea Café, del centro cultural.

Luis Gómez, también vecino del lugar y promotor del espacio, conocedor de la zona de Naucalpan y de San Bartolo, explica que “este municipio y sus pueblos tienen cultura, pues aquí se desarrollaron los Tlatilkas, en el pre clásico”.

Gómez Menciona también que Hernán Cortés en la época de la conquista, se estableció aquí y después se convertió en lugar de culto por que los españoles trajeron a la Virgen de los Remedios. En la Colonia fue un centro importante de procesiones, y ya en la Independencia se le dio más peso a la Virgen de Guadalupe por el mestizaje.

Asimismo, “se sabe que Benito Juárez fundó en esta zona una fábrica de hilos y es por eso que lleva el nombre de Naucalpan de Juárez”, explica el promotor cultural.

Aurelio Roa es el presidente del espacio cultural. Él, junto con otro grupo de amigos, crearon el Colegio Mexicano de Fotografía en el Estado de México. En ese tiempo buscaban un lugar en el que los alumnos de fotografía pudieran exponer sus trabajos. Ese espacio se convirtió después en el Colectivo Artístico y Cultura Alianza, explican los encargados.

La idea, comenta Jesús Cortés, maestro de música y encargado de la Azotea Café, partir de la imagen para mirar diferente a Naucalpan. Aurelio Roa es fotógrafo de profesión y su intención era que en el Colegio Mexicano de Fotografía se formaran a jóvenes que construyeran esa mirada.

Vanessa Estrada y Mauricio Samuel son estudiantes de fotografía. Vanessa se incorporó a la fotografía, poco a poco le gustó y desde ese momento se quedó a estudiar, pues en su colonia no existe ninguna alternativa cultural.

“Yo quiero ayudar en lo que me sea posible, desde la difusión de la escuela. Ahora estamos haciendo un corto documental. Nuestra mirada está en el contexto de Naucalpan; acá no existe apoyo a la cultura a pesar de que tenemos una gran cantidad de sitios. Queremos utilizar estas herramientas para mostrar el arte a los naucalpenses, es un proyecto que apenas estamos empezando”, comenta Mauricio Samuel.

Mauricio es de otro municipio del Estado de México y tiene que trasladarse durante más de una hora a Naucalpan: “yo soy apasionado de la imagen y la fotografía, aunque no había considerado dedicarme a esto. Vengo de Atizapán de Zaragoza, y aunque me queda lejos, creo vale la pena”, explica el jóven y añade que aunque acabó la preparatoria, no pudo ingresar a la universidad.

Jesús Cortes y David Castro son maestros de música y encargados del primer Festival de Café y Arte. Ellos pertenecen a una célula llamada Cordasol, y su labor es formar jóvenes en la música, desde el nivel más básico hasta lo más especializado.

Oasis Cultural, es una opción que no existía en Naucalpan, por ser una zona básicamente comercial. “Aquí la gente viene hacer compras o viene a los bancos, y este espacio ofrece un espacio diferente”, manifiesta David Castro.

Jesús Cortes, responsable y músico del centro cultural, menciona que el espacio ofrece talleres de dibujo al desnudo, fotografía, idiomas, teatro, danza africana y próximamente taller tallado en madera. Cuenta con actividades de pintura de cuerpos desnudos con modelos profesionales, música en vivo, servicio de cafetería, círculos literarios y teatro.

Los jóvenes que apoyan y colaboran en el centro cultural vienen de los barrios populares. El espacio es una alternativa para ellos, más cuando la delincuencia ha aumentado y estos espacio ayudan a tener más opciones, concluye Javier Cortes