“Que respeten a nuestros hijos”, exigencia de familiares de migrantes a Obama

Amaranta Cornejo Hernández y Gloria Muñoz Ramírez

México D.F. Aurelia tiene 78 años y ocho hijos trabajando en Estados Unidos. Eusebia Bautista tiene 63 años y cuatro hijos en diferentes ciudades del mismo país. Ambas son originarias de Maravatío, Michoacán, y se plantaron junto con otros 90 miembros de su comunidad frente a la embajada de la Unión Americana, exigiendo a Barak Obama, justo al inicio de su segundo periodo presidencial, “que trate bien a nuestros hijos porque no son delincuentes, sólo están trabajando”.

En la primera administración de Obama, informa el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), el número de deportados suma más de 1.5 millones y “de aquí a que se materialice la anhelada reforma migratoria, se calcula que deportarán a medio millón más, a no ser que Obama modifique la política actual”.

En el acto realizado el 21 de enero, simultáneo a la toma de protesta de Obama, el MMM recordó que fue justo en el periodo de Obama cuando se expidieron las leyes antiinmigrantes en Arizona, Alabama y Georgia, por mencionar solo tres, que en la práctica criminalizan el ser extranjero y verse “diferente”.

María de la Luz Mesa, de 50 años, es hermana de un migrante y exige “que se respeten los derechos de nuestros familiares, que no los maltraten, que no los discriminen, que los dejen trabajar”. A su grito se une el de Aurelina, quien denuncia que “allá, en el otro lado, toman presos a nuestros hijos por dos o tres meses. Los tratan como delincuentes y por eso le pedimos a Obama que cumpla con sus promesas de que esta situación va a cambiar. Que el gobierno de México exija a Estados Unidos que nos los traten bien, eso es lo que queremos”, indica.

Desde el primer mandato de Obama, que asumió en 2008, ésta es la quinta vez que el Movimiento Migrante Mesoamericano se manifiesta para recordarle la promesa que formuló durante su primera campaña electoral: que en 100 días realizaría la reforma migratoria. Esa promesa no sólo no fue cumplida, sino que la situación en Estados Unidos para los y las migrantes sin papeles ha empeorado.

Una de las demandas principales del MMM es que cesen las redadas y posteriores las deportaciones de migrantes. Martha Sánchez, una de las voceras del Movimiento asevera que nadie comprende a cabalidad lo que está detrás de las deportaciones. Este “término” implica la separación de familias. Es decir que “te pescaron en un lugar, te metieron en un centro y que no supiste más de tu familia; o que si te pudiste comunicar, fue sólo  telefónicamente. Si no hay quien recoja a los niños, esos niños los recoge el Estado y los da en adopción a padre gringos, y los padres nunca saben dónde quedaron.”  Estas situaciones dan como resultado el desmembramiento de familias enteras.

Elvira Arellano, activista integrante del Movimiento que vivió en carne propia la deportación,  explica a Desinformémonos que muchas veces las personas que tienen hijos y/o hijas  en Estados Unidos intentan regresar. Esto acarrea otro peligros como es la detención y encarcelación por parte de las autoridades de aquel país, o bien el secuestro por parte del crimen organizado.

Mientras que Obama ofrece cumplir su promesa de la reforma migratoria, los migrantes indocumentados en Estados Unidos están siendo acosados por una nueva ola de ataques: redadas en los centros de trabajo, detenciones y deportaciones operadas en los días y semanas subsecuentes a su reelección, advierte la organización en defensa de los derechos de los migrantes.

Ante tal situación, lo que se exige a Barack Obama es que use su poder ejecutivo para implementar una moratoria mientras termina el proceso legislativo que implica la reforma migratoria en Estados Unidos. Elvira Arellano explica: “Lo que pedimos es que Obama haga uso de sus poderes y ordene la moratoria”. Por su parte, Martha Sánchez añade que de esta manera se evitaría la deportación de medio millón de personas, las cuales se sumarían al millón y medio que ya ha sido deportado a lo largo de la presidencia de Obama. Con una moratoria las personas podrían realizar sus procesos de legalización, una vez legislada la reforma.

El MMM trabaja desde México presionando a las autoridades que legislan y deciden sobre la reforma migratoria, a través de una campaña de cartas escritas por familiares de migrantes deportados. Elvira Arellano explica que para quien sufre la deportación, el regreso a su país implica comenzar de cero, pero aquí en México no se ve futuro, y es por esto que las personas migran.

Siendo una organización regional, el trabajo no se remite únicamente a México, trabajan con organizaciones e individuos en países centroamericanos. Elvira Arellano explica que no dejaran de trabajar en la ruta del migrante, ya que en ese tránsito las personas viven muchas violaciones a sus derechos fundamentales. Además de que realizan diversas iniciativas para denunciar la criminalización de la migración, así como las leyes racistas implementadas en Estados Unidos, entre las cuales destaca la Ley “sb 1070” de Arizona. Martha Sánchez dice que a la par que conservan el vínculo con organizaciones de mexicanos y mexicanas en el extranjero, atienden a migrantes centroamericanos en su paso por México, “cómo podemos seguir defendiendo a nuestros migrantes fuera del país, cuando acá se están cometiendo atrocidades. Hemos hecho de todo, desde cartas diputados y senadores, hasta tomas de La Bestia. Todo con tal de poner en la agenda nacional pública el tema. Es necesario, es una vergüenza nacional.”

Martha Sánchez reitera que la deportación es “violenta, traumática y está haciendo que padre y madres pierdan a sus hijos. Esto es inconcebible, es inhumano.”

Un problema paralelo y no menos preocupante es la situación por la que atraviesan los trabajadores indocumentados en la llamada Ruta Migrante, que recorren las personas de origen centroamericano en territorio mexicano. Esto, advierte el MMM, “es el mejor ejemplo de las concesiones de la autoridad a los grupos criminales. Así, carteles y pandillas y maras se distribuyen zonas, rutas, fronteras, garitas, y cárceles para operar el lucrativo negocio de la trata de personas, los secuestros colectivos, las extorsiones comunes, además de las violaciones sexuales de personas migrantes de ambos sexos. Las constantes lesiones y homicidios son mensajes intimidatorios a personas y comunidades. Todo ello ante los ojos de las autoridades locales y federales, y gozando de total impunidad”.

Los peligros de la ruta son muchos y los descrito ya el personal del albergue para personas migrantes “La 72”, que ha denunciado que  grupos del crimen organizado han iniciado el cobro de cuotas de 100 a 300 dólares a quienes quieran subir al tren conocido como La Bestia, con la advertencia de que, de no pagar, los arrojaran del tren en movimiento.

 Publicado el 28 de enero de 2013

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