Los gasolineros también somos trabajadores

Testimonio recogido por Adazahira Chávez en la Ciudad de México

Mi nombre es Ricardo Esquivel. Llegué a trabajar de despachador en una gasolinería por necesidad; tengo un título de técnico superior universitario, pero ese trabajo es muy mal pagado. Un amigo me dijo que en una gasolinería se ganaba bien y diario, entonces me animó a entrar.

Llevo 13 años trabajando en esto. Antes no te pedían nada para entrar a trabajar ahí, sólo que te presentaras, no como ahora que te piden secundaria terminada y hasta carta de antecedentes no penales. Cuando entras a trabajar tienes que firmar un pagaré en blanco para que no te vayas a ir con dinero. Contrato de trabajo no firmamos, nada más el pagaré.

No hay salario, lo que ganamos es por las propinas. Al día gano como 250 ó 300 pesos, pero tenemos que dejar 100 pesos obligatorios de cuota. Aparte de la venta de la gasolina, tenemos que vender productos para poder ganarnos nuestro día de descanso, 70 aceites, aditivos o anticongelantes a la semana para descansar en domingo, o 60 para descansar en sábado, según lo que vendas. Si no alcanzas la cuota, te mandan de castigo al turno de la noche. No nos dan comisión por esa venta, el único beneficio es tu día de descanso y mantenerte fijo en un turno, no ir a la noche. Aún así, tenemos que vender obligatoriamente 25 productos en la mañana o en la tarde y 15 en la noche, esos son a fuerza.

El trabajo es muy estresante porque no todos los días te va igual y a veces vas bajo en ventas o propinas, y tenemos que dar los 100 pesos diarios por trabajar. Sí ha habido días en que no he sacado ni para esa cuota, y me siento mal. Una vez me pasó, por un error que tuve, que no saqué para dar la cuota diaria. Entonces pedí no que me la perdonaran, porque no te la perdonan, nada más que me aguantaran para el siguiente día.

Esa cuota se entrega a los encargados de turno, que son trabajadores que sí tienen un sueldo mínimo. Setenta pesos son para ellos, 20 pesos para la limpieza y 10 para facturistas. O sea que con la propina, la gasolinera paga a los encargados del efectivo y la limpieza.

La empresa nos da uniforme cuando se acuerdan o cuando va a haber tercería, que es una inspección que Pemex (Petróleos Mexicanos) le hace a las gasolinerías para que todo esté en regla para los clientes. Una vez al año nos dan botas. El resto del tiempo usamos lo que nos compremos nosotros. A una persona que acaba de entrar no le dan uniforme, le piden que lo consiga por fuera, y donde hacen los uniformes industriales te salen en unos 500 pesos.

Nunca me ha tocado tener una enfermedad seria o un accidente, pero sí he visto amigos a los que les da cáncer pulmonar, leucemia o tienen accidentes graves. A un compañero le obligaron a subir a una escalera que llegaba a la pura orillita del faldón; la escalera se venció por el peso y él se voló todos los dedos por agarrarse fuerte. Otro, al estar poniendo las tapas cuando se descargó la pipa de combustible, no se percató de que la pipa se estaba moviendo y le pasó encima del pie.

No estamos asegurados y cada quien paga su atención en estos casos. Los que quedan mutilados o enfermos ya no regresan a trabajar, a veces ya no sabemos nada más de ellos. Ha habido accidentes tan fuertes que los compañeros mueren dentro de la estación, y el mismo supervisor, gerente o dueño piden que se les quite el overol y los saquen de la gasolinería para no meterse en problemas ni pagar indemnizaciones.

Mi familia no dice nada porque bien o mal, de aquí vivimos; cuando nos va mal o nos mandan a la noche, tenemos que apretar los gastos. A veces estás nada más a la expectativa de cuánto vendiste para poder convivir con tu familia un sábado o un domingo; a veces es difícil y la familia se entristece por no tener un fin de semana con ellos.

Lo bueno y bonito de este trabajo es la convivencia con mucha gente y que uno gana diario; lo malo es todo lo que nos cobran. Nos cobran cuando pintan, cuando lavan el faldón, cuando cometemos un error. Si se pierde algún voucher bancario, aunque el cobro ya esté hecho, nos lo cobran a nosotros. También estamos expuestos a los atracos, y si tenemos más del monto en efectivo que la empresa dice –por ejemplo, 600 pesos-, nos lo cobran y no nos aceptan el acta que levantemos por robo. A veces la gente llena su tanque y se da a la fuga, y ese dinero mejor lo pagamos nosotros porque cuando te presentas ante los judiciales, te carean y te hacen sentir que tú te robaste el dinero.

Muchos de los compañeros son conformistas porque ganan diario su dinero; piensan durar así toda la vida en la gasolinera, pero los encargados o los dueños buscan cualquier error para correrte. No importa el tiempo que lleves ahí, te dan una patada y ya no hiciste nada de tu vida. Pero la gente poco a poco va abriendo lo ojos. También somos trabajadores y somos la cara de la empresa.

Nosotros estábamos ignorantes de qué era un sindicato y de que teníamos un contrato que no conocíamos. Nada más una vez oí, cuando estuve de encargado en una gasolinería, que era sindicalizado, así nos decían, pero no enseñaban un contrato ni decían cuál es el sindicato o quién es el líder. Ahorita todavía no conocemos el contrato que tenemos ni el dirigente sindical.

Un compañero que había tomado unos cursos nos dijo que por qué no metíamos nuestro propio sindicato, nos abrió los ojos. Ahora ya sabemos que debemos tener beneficios, un contrato colectivo, sabemos nuestros derechos aunque estemos en una gasolinería y nos hagan sentir que nos hacen un favor por trabajar con ellos.

Hubo un momento en que ya estaba fastidiado porque es muy estresante que te exijan tantas piezas a la semana, el no tener un día de descanso fijo para convivir con tu familia, y por muchos otros factores. Ya varios no queríamos estar ahí, pero ahora lo que queremos es dar la lucha y tener beneficios. No queremos que nos intimiden; si no queremos ahorita hacer cosas como subirte a un andamio porque tienes miedo a la altura, te obligan porque te castigan o te corren si no lo haces.

Me gustaría que en el futuro este trabajo no sea como ahora, que cuando ya diste el primer paso, antes de cambiarte o de tocar las bombas, dices chin, ya entré, ya debo 100 varos. Me confortaría entrar, respirar tranquilo y decir vamos a chambear, vamos a echarle ganas. También esperaría durar ahí mucho tiempo si nos dan algo bueno, y así poder estar bien con uno mismo y con la familia.

Ahorita todavía está lejos la jubilación, pero si me paro a pensar estaría genial que entrara un sindicato nuestro, así tendríamos un futuro asegurado con la jubilación. Ahorita es una incertidumbre trabajar en la gasolinería porque no sabes qué día te van a correr o si vas a seguir ahí.

No puedes estar viviendo siempre así. Hay miedo a que te corran si te organizas, pero a lo que debes tener miedo es a vivir siempre así, a no ver tu realidad. Nosotros somos la cabeza de la empresa, estamos diario fletándonos, atendiendo a los clientes, arriesgando la vida; lo demás es pura administración.

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