México. El amparo concedido por un juez de Quintana Roo para que el profesor tzotzil Alberto Patishtán –uno de los presos de conciencia más conocidos de México y el mundo– regrese al penal de San Cristóbal de las Casas luego de nueve meses de aislamiento y torturas consuetudinarias en el Centro Federal de Reinserción Social (CEFERESO) 8 de Guasave, Sinaloa, “es tan sólo un triunfo parcial en la lucha por la libertad de Alberto”, pues, señala a Desinformémonos Cecilia Santiago Vera, del Colectivo Ik, “la exigencia sigue siendo la libertad inmediata del profesor”.

No obstante, el regreso a San Cristóbal de las Casas implica que Patishtán estará en condiciones menos drásticas de encarcelamiento. “En Sinaloa ha pasado por condiciones muy adversas. Tras nueve meses de estar allá, su salud física y mental está muy golpeada”, agrega la activista.

Haciendo uso de los pocos minutos que tiene para comunicarse con sus familiares cada 15 días, Alberto Patishtán conoció el 12 de julio la noticia de que volverá a Chiapas y “está muy animado”. Cecilia Santiago señala que, desde Sinaloa, Patishtán “insiste en su inocencia y agradece a todos los que han participado en la campaña por su libertad. Él está muy contento por su regreso a San Cristóbal”.

En entrevista telefónica, Víctor Hugo López, director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) –que ha encabezado una campaña para difundir todas las injusticias cometidas desde hace más de diez años contra Alberto Patishtán– confirmó que “el 12 de julio el amparo que estaba por resolverse en un juzgado de Cancún, fue resuelto a favor del profesor Patishtán, lo cual implica que éste debería volver de inmediato a Chiapas”.

Sin embargo, el término “inmediato” es relativo; tanto las autoridades estatales como federales actúan para dilatar el regreso. “En lugar de hacerse la notificación al penal en Sinaloa por correo electrónico o por teléfono, la resolución del amparo será enviada por correo ordinario desde Chiapas, por lo que el retorno del profesor podría tardar aún varios días o incluso semanas. Son técnicas que usa el Estado para que el proceso sea desgastante”, explica Víctor Hugo.

“Los cálculos de algunos abogados son de una o dos semanas, pues deben ser notificadas de la resolución alrededor de 15 instancias y esto obstaculiza el proceso”, añade Cecilia Santiago.

El 20 de octubre de 2011, mientras Alberto Patishtán y otros presos realizaban una huelga de hambre en el reclusorio de San Cristóbal de la Casas para exigir justicia por sus casos, el profesor fue trasladado arbitrariamente –a petición del gobierno de Chiapas– al CEFERESO 8 Norponiente en Guasave, Sinaloa.

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas interpuso un amparo contra este traslado, y el 29 de febrero de 2012 el juez correspondiente dictó a favor y ordenó el retorno a Chiapas del profesor Alberto. Sin embargo, “la Secretaría de Seguridad Pública apeló el fallo dictado en Tuxtla Gutiérrez y la resolución tuvo que ser revisada una vez más.

Inició entonces un nuevo proceso, que recién concluyó y cuya resolución es la misma que la de febrero: no hay motivo para que el profesor Patishtán esté en el CEFERESO 8 y debe volver de inmediato a San Cristóbal de las Casas”, dijo a Desinformémonos el director del Frayba.

Desde octubre de 2011, cuando fue trasladado al CEFERESO 8, Alberto Patishtán vive en condiciones de tortura permanente que el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas ha documentado y denunciado ampliamente. Entre éstas se encuentran: desnudez cada vez que sale de su celda y frente a mujeres guardias, gritos, burlas, insultos, limitación de actividades, posturas humillantes, ausencia de vida social, celda sin cosas personales, espacio reducido e iluminación artificial permanente.

Al profesor Patishtán también le ha sido negada atención médica y psicológica, y cuando la ha recibido, ésta ha sido de mala calidad. La negación de tratamiento para el glaucoma que le fue detectado desde el 2010 en Chiapas ha acelerado la pérdida de su visión.

A todo esto se suma el aislamiento al que Patishtán es sometido. Sólo puede recibir llamadas de 10 minutos cada 15 días y visitas de una hora también cada 15 días, las cuales representan un largo viaje para sus familiares que –dos veces por mes– precisan trasladarse desde Chiapas hasta Sinaloa. El profesor permanece encerrado durante todo el día y se le permite salir a tomar el sol tan sólo dos horas a la semana.

Aunque su regreso a la prisión de San Cristóbal significa sólo un triunfo parcial, “Patishtán estará en condiciones menos drásticas de encarcelamiento. En Sinaloa ha pasado por condiciones muy adversas. Tras nueve meses de estar allá, su salud física y mental está muy golpeada”, apunta Cecilia Santiago.

Alberto Patishtán Gómez, profesor tzotzil y miembro del colectivo la Voz del Amate (que agrupa a familiares de presos políticos, ex presos e injustamente presos), fue detenido ilegalmente en el año 2000, sin orden de aprehensión, y obligado a rendir declaración sin abogado presente. El 18 de marzo de 2002 fue sentenciado a 60 años de prisión acusado de asesinar a siete policías en una emboscada en el paraje Las Limas, municipio de El Bosque. En la misma sentencia fue exonerado Salvador López González –quien también había sido señalado como presunto culpable– por considerar el juez que el único sobreviviente, Rosemberg Gómez, “no se condujo con la verdad”. De acuerdo con la defensa de Patishtán, “el único testigo fue inducido a declarar de manera inverosímil”.

A pesar de las pruebas razonables ofrecidas por la defensa de Alberto Patishtán de no haber participado en la emboscada y de las inconsistencias en el juicio, se dictó pena máxima al profesor indígena, quien apeló la sentencia y recibió un amparo directo, pero fue sentenciado en mayo de 2003.

A lo largo de estos 12 años de privación de libertad el profesor ha mantenido su lucha por la justicia y la búsqueda de un mundo mejor. Dentro de la cárcel ha sido maestro, alfabetizó y enseñó español a indígenas monolingües.

Luego de haber agotado todas las instancias pertinentes, la libertad de Alberto Patishtán está en manos del gobierno federal. Por ello, insiste Cecilia, los esfuerzos por su excarcelación siguen estando puestos en la exigir a Felipe Calderón que el expediente del profesor indígena sea revisado. “Cualquier persona con un poco de sentido común que revise el expediente podría darse cuenta de todas las irregularidades y de lo injusto de su encierro”.

“Que un juez dicte a favor de Alberto Patishtán significa que –al interior de las instituciones– es posible que haya un triunfo sobre la arbitrariedad del poder del gobierno local, que éste no es todopoderoso”, señala Santiago Vera.

Mientras tanto, continúan organizándose acciones por la libertad de Alberto Patishtán. El próximo 31 de agosto, desde la diócesis de San Cristóbal, el pueblo creyente hará una jornada de oración por el profesor, y el 3 de septiembre habrá una peregrinación de las afueras de San Juan Chamula hacia la catedral, informan desde San Cristóbal de las Casas.

Publicado el 16 de julio 2012