Victoria popular contra el pesticida de la fresa en Estados Unidos

David Bacon Traducción: Ricardo Montejano

Watsonville, Estados Unidos. Luego de una larga batalla legal emprendida por maestros, alumnos y padres de familia de la escuela primaria Ohlone, la gigantesca compañía química japonesa, Arysta Life Science, anunció que ya no venderá yoduro de metilo en Estados Unidos para ser usado como pesticida.

A la escuela, ubicada en la orilla de Watsonville, la separa de los campos de cultivo un camino de escasos 10 metros de ancho. En la última década los agricultores han plantado fresas, alcachofas y coles de Bruselas en las largas hileras de surcos que serpentean sobre la colina, y eso está a tiro de piedra del patio donde diariamente los niños patean su pelota o se cuelgan del gimnasio rústico.

Cuando esos campos son rociados con pesticidas, o cuando son introducidos químicos al suelo para matar a los nematodos y hongos de las raíces que infestan a las plantas de fresa, a todos en la escuela les toca una dosis; puede provenir directamente de la aspersión o del polvo que sopla  desde de los campos hacia la vecindad contigua. De cualquier modo, esta dispersión de pesticidas implica que lo que sea usado para matar plagas es absorbido por niños y adultos cuando vuela por el aire hacia sus pulmones, o cuando se deposita sobre su ropa o comida para el almuerzo.

“Sabemos que el yoduro de metilo provoca defectos congénitos”, señala Jenn Laskin, de la oficina de agravios de la Federación de Profesores de Pajaro Valley. “Pero también sospechamos que se trata de sólo uno de muchos pesticidas que están teniendo efectos a largo plazo sobre los estudiantes y sobre nosotros, los maestros”. Esta comprensión motivó a Laskin y a un grupo de miembros de la Federación de Profesores de Pajaro Valley a unirse a una coalición más amplia que ha combatido el uso de yoduro de metilo y de bromuro de metilo por varios años. Cuando Arysta (la más grande compañía sostenida con recursos privados para la “protección” de los cultivos y la ciencia de la vida) anunció que retiraba del mercado el yoduro de metilo, la coalición lo consideró un triunfo.

El anuncio de Arysta afirmaba que “la decisión estaba fundamentada en su inviabilidad económica en el mercado norteamericano”, y que “continuaría apoyando su uso fuera de los Estados Unidos, donde sigue siendo económicamente viable”.  Lo que hizo económicamente inviable al yoduro de metilo en los Estados Unidos fue la decisión inminente del juez Frank Roesch, de la Suprema Corte de Justicia del condado de Alameda, de que la aprobación original del uso de esos químicos violaba principios tanto científicos como legales. Detrás de ese pleito legal había no solamente una acumulación de evidencia científica, sino también una tormenta organizada por sus opositores, la Federación de Profesores de Pajaro Valley entre ellos.

El yoduro de metilo es usado por los cultivadores de fresa primordialmente para matar infestaciones de las raíces. Constituyó un reemplazo para el bromuro de metilo, cuyo uso fue prohibido en 1990 por el Protocolo de Montreal sobre las Sustancias Destructoras de la Capa de Ozono. El bromuro de metilo ataca a la capa de ozono en la atmósfera. A pesar de la prohibición, en 1999 se seguían utilizando más de 70 mil toneladas de bromuro de metilo en todo el mundo, en su mayor parte en los Estados Unidos.

Arysta propuso entonces al yoduro de metilo como un sustituto. Oponiéndose, 54 destacados científicos escribieron a la EPA (Agencia para la Protección Ambiental de los Estados Unidos, por sus siglas en inglés): “No creemos en la conclusión de la EPA norteamericana de que los altos niveles de exposición al yoduro de metilo constituyen riesgos ‘aceptables’. Ninguno de los cálculos de la EPA norteamericana toma en cuenta la vulnerabilidad extra del feto no nacido y de los niños a la agresión de los tóxicos.” El yoduro de metilo está catalogado como cancerígeno por otras agencias federales, como la Oficina de Salud y Seguridad Ocupacional y los Centros para Control de Enfermedades.

El Departamento para el Control de los Pesticidas (DPR, por sus siglas en inglés) de California ha considerado a la sustancia “altamente tóxica” y ha encontrado que “ningún escenario programado para la fumigación de campos de cultivo o de edificios podrá resultar en exponer a grupos numerosos de personas, pues esto tendría un significativo impacto negativo en la salud pública”, y que evitar o contener la exposición al pesticida que se dispersa sería “muy difícil, si no imposible.” No obstante, la EPA lo aprobó en 2007. Luego, la oficina de la DPR en California lo aprobó como una “regulación de emergencia” en diciembre de 2010, en los días finales de la administración de Schwarzenegger. Tres meses después, la autoridad mayor del departamento, Mary-Ann Warmerdam, se fue a trabajar a la gigantesca compañía química Clorox Corp. Una demanda legal fue interpuesta el 5 de enero de 2011 desafiando la aprobación, pero el uso de yoduro de metilo se inició en el condado de Fresno, en mayo de 2011.

Más allá de los argumentos científicos y legales, está la creciente preocupación de los profesores sobre lo que muchos ven como los efectos en aumento por la exposición al químico en los estudiantes. Jenny Dowd enseña en segundo grado en Ohlone y ha trabajado en la escuela por 18 años. “He visto un aumento en los casos de asma y problemas de comportamiento en ese tiempo, especialmente durante los últimos años”, dice ella. “Tenemos a más niños con autismo. Existe una mayor hiperactividad entre los estudiantes, problemas de atención e infecciones respiratorias crónicas. Verdaderamente me pregunto si esto se puede deber, por lo menos en parte, a la exposición al pesticida”.

La preocupación de los maestros y padres convenció a las autoridades locales para que se instalara una estación de monitoreo de la exposición al químico junto al patio de la escuela. Su inmenso cajón blanco, irónicamente, se ubica junto a los jardines donde Dowd enseña a los estudiantes de segundo grado sus primeras clases de jardinería, biología y medio ambiente. Ellos ya saben algo de agricultura, pues en Watsonville, una de las áreas de cultivo más importantes del estado, un gran porcentaje de ellos son hijos de trabajadores agrícolas.

“Eso significa que también están expuestos a los químicos a través de sus padres”, explica Gonzalo Herrera, que enseña en el jardín de niños en Ohlone. “Sus mamás y papás llegan a casa con pesticidas adheridos al polvo en sus ropas. Cuando sus niños los abrazan, quedan expuestos. Frecuentemente los padres no conocen los efectos de aquello con lo que trabajan, de manera que necesitamos educar a toda la familia”.

Aunque la lucha más reciente ha sido contra el yoduro de metilo, la preocupación sobre el uso de pesticidas se remonta a muchos años atrás. “Cuando llegué a trabajar aquí,” recuerda Dowd, “mi salón estaba justo junto al campo de cultivo. Cuando me cambié después de tres años, me di cuenta de que mi respiración y mi salud habían mejorado. Éstas son cosas obvias que se pueden ver fácilmente, pero lo que me preocupa más es con qué tipo de cáncer nos vamos a topar más adelante.”

Debido a estas preocupaciones, Laskin se unió a otros maestros, a jóvenes de la organización local de los Boinas Cafés, a otros sindicatos locales y a la Red de Acción contra los Pesticidas, primero para lograr que se prohibiera el uso del bromuro de metilo, y luego para evitar que fuera sustituido por el yoduro de metilo. Durante 2011 brindaron su testimonio en las audiencias y se ganaron el apoyo de legisladores del estado, como el vocero de la cámara de representantes John Pérez, quien solicitó su prohibición. Más de 200 mil personas apoyaron la prohibición en el periodo de consultas públicas de la EPA, y 30 mil firmaron las peticiones. En agosto, los United Farm Workers (Trabajadores Agrícolas Unidos) marcharon a Sacramento haciendo un llamado a realizar reformas laborales en los campos de cultivo, incluyendo el restringir el uso de pesticidas como el yoduro de metilo.

“La unidad entre los estudiantes, migrantes y el sindicato entregó la primera resolución al consejo de la escuela en Pajaro Valley, donde fue aprobada por unanimidad,” dice Laskin, “aún antes de que fuera aprobado el uso del yoduro de metilo. Nuestros alumnos la llevaron al ayuntamiento. Llamamos al Sistema Estatal de Fondos para el Retiro y Pensiones (STRS por sus siglas en inglés) para que exigiera indemnización a Arysta para nuestro fondo de pensiones, la cual apuró a su empleado encargado de cabildear para que nos llamara. Repartimos volantes entre los maestros para que se enteraran de lo que estábamos haciendo. Finalmente el distrito llamó al sindicato, luego de que nuestro comité de asuntos profesionales había propuesto la estación de monitoreo en Ohlone.”

Primero el condado de Santa Cruz aprobó una resolución llamando a la prohibición del uso del pesticida. Luego el Consejo para asuntos laborales del condado de Monterey la propuso ante el Panel de Supervisores, tradicionalmente un bastión político de los granjeros. Después de un intento de vetarla, la agenda del Panel de Supervisores fue ovacionada en público y una manifestación ante una recepción de Arysta en el Hotel Marriot de la localidad logró que aun en Monterey la resolución fuera aprobada.

El haber levantado la voz, y el descubrimiento de la influencia de la compañía sobre el equipo de científicos de la DPR que se preocupaban por la suerte del químico, tuvieron su efecto ante el caso en la corte. Advirtiendo a Arysta y a los reguladores de la DPR que una decisión podría ir contra ellos, el juez Roesch dijo que la aprobación original había sido “redactada a las carreras” y que “ninguna evidencia” la justificaba. Encontró que la DPR había violado las leyes estatales al no buscar alternativas o al no tomar en consideración el Acta de Prevención de Defectos de Nacimiento. El propio abogado de la compañía dijo entonces: “Arysta, aun si lo deseara, ya no podría vender este producto en el estado de California”.

Esto deja la pregunta, sin embargo, de qué usarán los granjeros ahora para controlar las plagas de la fresa. No es algo sencillo en Watsonville, donde miles de trabajadores cosechan en los campos cada año. “Las compañías dedicadas a la agricultura tienen una tarea pendiente,” dice Dowd, “y ellas quieren obtener el mejor producto. Así que ¿qué usarán? Mandamos a hacer maletas a Arysta, pero ahora me preocupa que traigan de regreso el bromuro de metilo. ¿Qué hay de la agricultura orgánica? ¿Por qué no podemos encontrar una alternativa factible?”

Dowd desea que el sindicato ponga más presión hacia el distrito para que se dedique al asunto de los pesticidas. “Necesitamos saber qué químicos está usando la industria, y cuáles son los efectos secundarios. Antes, cuando entré a trabajar aquí, realizábamos encuestas en las que preguntábamos a los estudiantes y maestros cómo se sentían después de que un campo de cultivo era fumigado. Si pudiera, monitorearía cada campo de cultivo que estuviera cercano a cada escuela”. Sin embargo, el estar expuestos a los pesticidas no es un asunto separado de otros problemas que enfrentan los profesores. Lisa Woodhouse, quien enseña el cuarto grado en Ohlone, dice que después de cinco años todavía enfrenta su despido (pink slip) cada año. “Poison (veneno), pencils (lápices) y pink slips (despidos), todas comienzan con p”, dice riéndose.

Laskin considera que el sindicato debería ser más activo, y describe un cambio que tuvo lugar durante el pleito con Arysta. “Estudiantes, maestros, agricultores y activistas contra los pesticidas buscaban alternativas, no sólo lograr que se prohibiera el bromuro de metilo”, explica. “Los agricultores usan lo que les da la industria. Así que si no queremos que regrese el bromuro de metilo tenemos que enfocarnos a ello”. Un documento de la Red de Acción Contra el Uso de Pesticidas llama a buscar “variedades más resistentes y cultivos mejorados de fresa, prácticas culturales (rotación de cultivos, cultivos cubiertos, fertilizantes naturales), control biológico (usando especies predadoras y bacterias en lugar de pesticidas químicos) y métodos físicos (tales como la solarización del suelo y la desinfección anaeróbica)”. Cita al agricultor orgánico Jim Cochran, quien dice: “Es sorprendentemente más fácil cosechar fresas sin químicos que lo que la industria te hace creer.”

Mientras tanto,  Arysta enfoca sus baterías hacia el sur, a México, donde intenta continuar vendiendo yoduro de metilo. Es algo no exento de ironía. México no es solamente el país donde crece la mayor parte de la fresa para los supermercados norteamericanos durante los meses de frío. Es también el lugar de origen de las familias de muchos de los alumnos de Ohlone, que emigran hacia el norte, hacia los campos de Watsonville.

Una versión de este texto en inglés fue publicada en la revista Z Magazine en julio de 2012

Publicado el 30 de julio 2012

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