"Tenemos una escandalosa necesidad de ideas": Fernando Martínez Heredia

Tamara Roselló Reina Foto: La Jiribilla

La Habana, Cuba. Cada año la Feria Internacional del Libro llena a Cuba de nuevos pretextos para adentrar a lectores y lectoras en las páginas más diversas. Este 2011 se rinde homenaje al Premio Nacional de Ciencias Sociales (2006), Fernando Martínez Heredia. Siete títulos multiplican sus ensayos, reflexiones, entrevistas, testimonios de la época revolucionaria que ha protagonizado en Cuba y América Latina. Polemista por excelencia, invita a “pensar con cabeza propia”, a aferrarse a “la libertad y la justicia social, sin concesiones” y a ser como él mismo, protagonista de esa construcción anticapitalista, que promete «un futuro de liberaciones»: el socialismo.

En medio del ajetreo cotidiano de la Feria, a Fernando se le puede encontrar en cualquiera de las salas de presentaciones. Conversa, saluda con una sonrisa. Extiende la mano para estrechar otras conocidas o no tanto, que se acercan para felicitarlo o alcanzarle alguno de los libros suyos, disponibles en las librerías como nunca antes, para que se lo autografíen.

Uno de los privilegios que nos ha dejado la edición veinte de esta fiesta del libro y la literatura, que recorre la isla durante febrero y marzo, ha sido la oportunidad de escuchar a Martínez Heredia, desde el día inaugural en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, luego en el Coloquio, que repasó su obra y la coherencia de vida que le ha caracterizado, y más recientemente, en presentaciones de títulos de autores amigos, como es el caso de las Memorias de Francois Houtart. De las reflexiones vertidas por Fernando en estas jornadas, se recopilaron los siguientes trazos de su obra y pensamiento político.

Cartas credenciales

No es fácil catalogarme en un registro de profesiones, quizás en otros registros tampoco. Hice cosas prácticas primero. Estudié la carrera de Derecho, que me aportó muy valiosos instrumentos intelectuales, disciplina mental y otros hábitos muy útiles…, pero nunca ejercí. Fui uno de los llamados filósofos de la calle K (en alusión al Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, que dirigió entre 1966 y 1969), a mucha honra. Allí hacíamos filosofía entre otras muchas cosas y no necesito añadirle nada al texto porque lo he venido abordando en las dos últimas décadas. Me ha quedado esa identificación de filósofo y lo asumo con gusto; sin embargo nunca la utilizo para identificarme. Quizás haga, utilice algo de filosofía en mi trabajo intelectual, pero en ese terreno pertenezco a la escuela de Carlos Marx, comparto la posición de Antonio Gramsci.

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