Los jóvenes, otro blanco de la violencia, resisten y se organizan

Marcela Salas Cassani

Una manifestación más de la ola de violencia que se vive actualmente en el país es la de los asesinatos de jóvenes. Julián Contreras Álvarez, miembro del Frente Plural Ciudadano de Ciudad Juárez, explica en entrevista para Desinformémonos que los jóvenes forman parte de un grupo indeseable para el gobierno, pues al no tener oportunidades de trabajo ni acceso a la educación, están dispuestos a arriesgar la vida con tal de satisfacer sus necesidades y se convierten en presa fácil para el crimen organizado.

En enero del 2010, en Ciudad Juárez, Chihuahua, 16 estudiantes fueron masacrados cuando un comando armado irrumpió en una fiesta que se celebraba en una residencia de la colonia Villas de Salvárcar. Las autoridades relacionaron este hecho con el narcotráfico y venganzas entre pandillas, a pesar de que los 60 invitados eran estudiantes del Colegio de Bachilleres que nada tenían que ver con la delincuencia organizada.

La política de eliminación contra los jóvenes parece responder a una lógica de “limpieza social”, pues al Estado le resulta más barato matar pobres que exterminar la pobreza y tiene también relación con el hecho de querer eliminar a uno de los sectores más idealistas y dispuestos al cambio y a las transformaciones revolucionarias en la sociedad. “Se ataca a los estudiantes para tratar de fragmentarlos y así contener la inconformidad social e inhibir las protestas frente a la pobreza y las injusticias que hay en el país”, explica Contreras Álvarez

Meses después de la matanza en Salvárcar, el 22 de octubre de 2010, se produjo otra matanza en Ciudad Juárez, dentro de una zona marginal llamada Horizontes del Sur, donde se encontraba reunido un grupo de jóvenes. Al lugar llegó un grupo armado que disparó contra ellos. Durante el ataque fallecieron 15 personas y 20 más resultaron heridas, entre ellas, una niña de siete años y un niño de nueve.

A lo anterior se suma la matanza de 13 personas en un centro de rehabilitación contra las drogas en la ciudad de Tijuana, Baja California el 25 de octubre de 2010, tan sólo tres días después de lo ocurrido en Horizontes del Sur. Un grupo de hombres fuertemente armados ingresó a las instalaciones, reunió a los internos en un salón y les disparó indiscriminadamente.